Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

sábado, 30 de agosto de 2008

lunes, 25 de agosto de 2008

Ciegos

Si tenemos cinco sentidos, ¿por qué limitarnos a uno de ellos? Palabras más, palabras menos, esa es la idea con la que se desencadena la transformación de Mirco, un pequeño de diez años que ha quedado ciego tras un accidente. A falta de la vista, Mirco ha de redescubrir el mundo a través del resto de sus sentidos. En particular, su travesía será apoyado en el oído. Un sentido que creemos tener muy desarrollado. Que usamos a diario. Pero que, como el resto, está tan distraído. 

Rojo como el cielo es una sencilla pero poderosa película italiana que circula en estos días por el circuito cinematográfico del D.F. (Circula, por cierto, a casi dos años de su lanzamiento en Italia.) Más allá de la obligada reflexión sobre la vista y el oído, la atención y la percepción, Rojo como el cielo se sumó de inmediato a mis reflexiones pedagógicas: el instituto donde estudian Mirco y sus compañeros funciona perfectamente como metáfora de nuestro sistema educativo, ese modo de entender la educación al que nos aferramos -vaya paradoja- ciegamente. 

Cuando salí del cine no podía dejar de preguntarme, ¿quiénes son los verdaderos ciegos en nuestra propia película? ¿No estamos las escuelas reforzando la "ceguera" en los corazones de nuestros niños? ¿Qué estamos haciendo para provocar su mirada, para despertar su atención, para ayudarles a echar a volar la imaginación?

miércoles, 20 de agosto de 2008

Agotado

Días de inmenso ajetreo. Subir y bajar. Ir y venir. El regreso a clases siempre es pesado. Pero esta vez ha resultado agotador. Los retos son muchos y son grandes. Emocionan, motivan. E inevitablemente agotan. Hay días mejores que otros. Horas mejores que otras. La cercanía de la familia alimenta. Inspira. Fortalece. Dentro de poco más de una semana estaré viajando de regreso a Barcelona. El tiempo está volando.

lunes, 11 de agosto de 2008

Ezequiel

Ezequiel tiene 12 años. Sus papás se dedican al campo. Vive en una comunidad al este de la ciudad de Oaxaca. Lo conocimos el sábado, cuando nos ofreció guiar nuestro recorrido a través de los manantiales y cascadas petrificadas de Hierve el Agua. Y no sólo nos acercó a la belleza de ese lugar sagrado, también nos dio una lección de conciencia. Conciencia de sí mismo, de su comunidad, de su medio. Su seguridad nos hizo sonreír más de una vez. En lo personal, me llenó de emoción observarlo y escucharlo: ver las enormes probabilidades que tiene de ser auténticamente feliz. Más aún: ver que, de alguna manera difícil de explicar, ya lo es. Ver que es más feliz y tiene más probabilidades de seguirlo siendo, que cualquiera de los niños que asisten al colegio donde trabajo. Esos niños que aparentemente lo tienen todo. Que tienen tantas posibilidades de "éxito", pero que tienen tan poca conciencia de sí mismos que permanentemente las dejan ir.

Apunte. Este fin de semana estuvimos en Oaxaca. Una vez más se trató de una visita corta, a toda velocidad. La brevedad no le resta valor. Al contrario. Fue una visita intensa, emocionante, enriquecedora, entrañable. De buena comida, excelente compañía, emotivo reencuentro. Sin duda valieron la pena las largas horas de carretera, ida y vuelta. Algunos aspectos de la visita merecen ser apuntados con mayor detalle. Espero descargar algunas fotos y agregar algunos comentarios.

jueves, 7 de agosto de 2008

Resumen de una intensa semana

Los rituales previos al arranque del ciclo escolar están resultando intensos como de costumbre. Quizá un poco más. Esta vez mis responsabilidades con el colegio son mayores y el compromiso con la gente, en consecuencia, aumenta. Esta semana de capacitación con los profes ha sido pesada pero enormemente productiva y satisfactoria. A poco más de un mes de mi llegada a esta ciudad, parece que nunca me hubiera ido. Mucho trabajo, muchos proyectos, muchas ganas de hacer cosas. Me quedan unas semanas antes de volar nuevamente al viejo continente. Y me queda mucho por hacer.

Por lo pronto, te cuento que ayer me llevé a todos los profes del colegio, desde las de preescolar hasta los de preparatoria, a un día de campo. Majo, mi hermana, me ayudó a organizarles un par de actividades. Terminamos la jornada disfrutando las delicias que cada quien llevó para compartir. (Yo cooperé con pastel de elote y pastel de chocolate. Quedo a deber la crónica de su preparación, mi emoción en la cocina, mis llamadas a Mariana y a mi mamá para evitar catástrofes culinarias, mi angustia y emoción contemplando en el horno cómo ambos postres se iban inflando. Según mis compañeros el resultado valió la pena.)

La ocurrencia de esta escapada a la naturaleza resultó genial. Algunos extendimos nuestra estancia lo más posible. Caminamos descalzos por el pasto. Algunos bajaron al arroyo a mojar los pies. Otros treparon a algún árbol. Unos más nos rodamos como chiquillos por una pendiente.

Nos dimos permiso. Uno de esos permisos que cotidianamente nos negamos. Y pasamos un muy buen rato. Pronto llegará el momento de contagiar a los niños la alegría que venimos construyendo juntos. Voy con optimismo.

lunes, 4 de agosto de 2008

Ayer en el súper...

Corrijo: en la Comer. Anoche, haciendo la compra, nos topamos con que a Don Julio Regalado le anda fallando la ortografía. Seguro por andar "fantaceando".

sábado, 2 de agosto de 2008

Aniversario

Muchas cosas me ocupan la mente, pero resulto incapaz de transformarlas en palabras. 

Hace 34 años mamá y papá hacían votos ante Dios y ante quienes les acompañaban. Hoy, aquí siguen, conservando, madurando y transmitiendo su amor. Siendo inspiración. Saben cuánto los amo y admiro.

Dos más que pidieron sus abrigos...

Escribía ayer Carmen Aristegui en su columna de Reforma:
"En tiempos de congoja, incertidumbre y descomposición, como los que hoy vivimos, debería prohibirse que poetas, escritores y dramaturgos se murieran. Más, si se mueren juntos. Qué desamparo."
Me uno a la moción.

Alejandro Aura, uno de los dos que se fueron esta semana, escribió en su poema Despedida, re-publicado en estos días en su blog:
Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.