Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

viernes, 31 de octubre de 2008

Escribir y Leer (III)

La lectura es como el paracaidismo: en condiciones normales la practican algunos espíritus arriesgados, pero en caso de emergencia le salva la vida a cualquiera.
He de confesar que llevo unos días de peculiar acelere espiritual, por decirlo de alguna manera. Es que, en verdad, me cuesta encontrar palabras para calificar esta euforia creativa que se ha desatado en mi interior y que me ha llevado a estar explorando una infinita cantidad de ideas. Es evidente que necesito al menos encauzarlas un poco, para evitar que se tropiecen unas con otras. Ayudarles a encontrar su espacio; construirles un hogar a aquellas posibilidades nuevas que andan perdidas buscando amparo.

En esa apasionante labor me encontraba hace un rato, cuando me topé con las palabras que he elegido como epígrafe de esta entrada. Así comienza hoy Juan Villoro su artículo quincenal en Reforma; el texto que publica esta mañana es quizá uno de los más poderosos que le he leído, por la mezcla de una impecable sencillez con una irrebatible contundencia:
Óscar Tulio Lizcano, víctima de la guerrilla colombiana, acaba de rendir un inaudito testimonio de la forma en que los libros preservaron su dignidad. En la clínica de Cali donde se recupera de ocho años de privaciones como rehén de las FARC, habló de la selva donde perdió 20 kilos pero no la lucidez. De los 50 a los 58 años vivió agobiado por las enfermedades, la desnutrición, las humillaciones de perder todo sentido de la privacidad. Para conservar la cordura, clavó tres palos en la tierra y decidió que fueran sus alumnos. Lizcano les enseñó política, economía y literatura. Como tantos maestros, se salvó a sí mismo con la prédica que lanzaba a sus perplejos discípulos. Un comandante vio el aula donde los palos tomaban lecciones y decidió pasarle libros. Lizcano leyó a Homero y seguramente admiró la desmesura de Héctor, que desafía al favorito de los dioses. "La poesía me alimentó", ha dicho el hombre cuya dieta material era tan ruin que se veía mejorada por un trozo de mono o de oso hormiguero.
Partiendo de este auténtico acontecimiento, Villoro recorre sencillos episodios que nos revelan una y otra vez el poder de las letras: desde un Diderot que «curó la depresión de su mujer leyéndole novelitas sentimentales», hasta un Sean Connery que recientemente habría señalado como el momento que hizo posible su vida se dio cuando, a los cuatro años de edad, le «ocurrió un milagro»: aprendió a leer.

Este recordatorio de Villoro apelando al poder salvador de los libros, me obligó a exigirme avanzar en la propuesta que me lancé hace unos días, sobre iniciar un blog colectivo donde explorar las posibilidades de crearnos y recrearnos a través de la lectura. El espacio ya está casi listo, a punto de ser lanzado oficialmente a la blogósfera. Me propongo tener noticias a inicios de la próxima semana. La verdad es que quise hacerlo esta misma noche, pero la inusual saturación creativa de estos días y que citaba al inicio, ha terminado por disparar la energía en tantas direcciones que ha resultado complicado concretar algunas cosas. 

Lo cierto es que aquí voy. Sigo explorando. Cuidando no dejarme devorar por el vértigo de los nuevos descubrimientos que vengo realizando en el misterioso e imprevisible territorio de mi interior.

Apunte. Como en otras ocasiones, me tomé la libertad de subir aquí el texto completo de Villoro para quienes no pueden acceder a la publicación digital.

jueves, 30 de octubre de 2008

O sea, ¿cómo?

Entre los libros que ando revisando en vías de uno de mis trabajos del doctorado, está Understanding Media, un clásico de Marshall McLuhan. En sus páginas, el polémico autor no se limita a reflexionar sobre los medios de comunicación, e incluye entre las "extensiones del ser humano", elementos tan cotidianos como el reloj, la viviendas, las carreteras,... y la ropa. Las cuatro páginas que dedica a esta última, comienzan con las siguientes palabras:
«Los economistas han calculado que una sociedad desnuda come un cuarenta por ciento más que otra que vista al atuendo europeo. La ropa como extensión de la piel contribuye a almacenar y canalizar la energía, de modo que, si bien el occidental necesita menos comida, puede que pida más sexo.»
Leí el texto hace una semana, pero con el inmenso frío que ha invadido a la ciudad estos días, me vinieron las palabras de McLuhan a la mente. Así que, dadas mis circunstancias, está claro: ropa ligera y a comer lo necesario, pero que no se acumule mucha energía. 

PD1. Diría Catón: "No le entendí." No importa... Fue sólo una ocurrencia. Cada quien complétela cómo le venga en gana. O regrese mañana, igual encuentra una entrada más sensata.

PD2. Hoy salió el sol, pero el termómetro se resiste a dejar que suba el mercurio.

PD3. Hoy fue un día genial. Hay varios motivos. ¿Los astros se alinean?

miércoles, 29 de octubre de 2008

De condiciones atmosféricas y estados de ánimo...

Pareciera que el invierno hubiese decidido ignorar el derecho que el otoño tiene de gobernar durante tres meses, decidiendo que sin importar lo que señales los calendarios era hora de aparecerse. Las temperaturas con dificultad han rozado los diez grados. En general, 6 o 7 grados de sensación térmica son los que nos han acompañado. Y la lluvia. Van casi 48 horas de interminable llovizna. 

Pero pese al frío y pese a los nublados, la atmósfera es cálida e iluminada. Por muchas razones. La más evidente, la llegada de la Tía Coccinelle, que estará por estos lares unos días. La verdad es que en el fondo poco importan el frío y la lluvia, aunque reconozco que para fines de recorrer las calles de esta ciudad y explorar algunos de sus rincones, tenemos la esperanza de que en los próximos días mejoren un poco las condiciones atmosféricas. Si no, de cualquier forma tenemos la oportunidad de gozar de esta entrañable compañía. 

Al mismo tiempo, la mezcla de cambios y novedades en otros ámbitos y direcciones sigue vigente. Algunos resultan más complicados que otros. Unos más simplemente hay que dejarlos fluir. Al final, me inclino, como siempre, por apostar a la sonrisa –no a la sonrisa del rostro, que sin duda se da, sino a la auténtica sonrisa, la del alma, la que apuesta por dar a las circunstancias la mejor de las caras con la plena convicción de que en consecuencia sólo podrán venir cosas igual de buenas o positivas–. 

Así las cosas. Veremos mientras tanto cómo nos vienen las cosas. Las atmosféricas, las del mundo tangible y las del espíritu. Aquí vamos.

martes, 28 de octubre de 2008

Un día eterno

Termina un día difícil. Un día cargado de cosas. De todo un poco. Un día que parecía eterno. Pero que al final a encontrado su última hora. ¿Balance final? Difícil de expresar. Cuando tantas cosas van y vienen no es sencillo poner las cosas en blanco y negro.

Lo cierto es que en todo esto ando bastante revuelto. Ya se ve, ¿no? La piel de este blog ha ido y venido en una semana de un lado a otro. Y no termina de hallarse. Quizá reflejo un poco de cómo ando. 

Surgen mil cosas. Algunas difíciles de entender. Pero las acepto. Asumo que juegan un papel y hay que saber encontrarles su sitio. Y en todo este escenario, hoy el sol no dio la cara en todo el día. Nublado permanente y llovizna durante toda la jornada. 

Así, mientras las ideas van y vienen, mientras la confusión y la claridad alternan el dominio de mi mente, acudo a las palabras para dejarme llevar... escribir un rato, divagar sin decir mucho... porque lo necesito, porque me hace falta. Y en medio de las divagaciones divido. Algunas cosas van directo al cuaderno de notas. Para que se almacenen, se cocinen. Unas más irán a parar a una que otra bandeja de correo electrónico, pues por su naturaleza exigen destinatarios precisos. Otras encuentran su sitio aquí. Porque al final uno necesita que algo se escuche más allá. Sin necesidad de esperar respuestas. Simplemente por saber cómo reacciona el aire ante la expansión de sus ondas.

Y aquí me tienes. Siguiendo los dictados del pensamiento sin chistarle. ¡Es curioso cómo a lo largo de estos meses el sentido de este blog ha ido transformándose! Comenzó con una dirección clara y, al poco tiempo, su naturaleza comenzó a mutar. Nunca imaginé los alcances que tendría. Hoy, es un espacio bizarro, que felizmente me acerca con un puñado de viejas y queridas amistades que me conocen relativamente bien y que leen a un sujeto con un pasado común y sobre el que, sin duda, cada día descubren nuevas cosas. Me acompañan también de vez en cuando integrantes de la familia: M, mis padres, mis hermanas, mi hermano, tíos, tías, primos, primas (hay que ser políticamente correctos con esto del género)... gente, todos ellos, que también conoce a un Ernesto a partir de un pasado compartido en ciertos aspectos, un Ernesto que se les revela y descubre aquí en otros tantos que, si no conocían del todo, al menos sospechaban. Y, finalmente, aunque no por ello menos importantes, las maravillosas personas que he venido encontrando a lo largo de estos meses: ellas y ellos, quienes con mayor frecuencia dejan huellas de su paso, obviamente por ser quienes en mayor o menor medida conocen y disfrutan los usos y misterios de estas herramientas tecnológicas; gente, esta última, que sólo sabe de mí lo que se puede reconstruir a partir de estos fragmentos, pero que, en muchos casos, ha leído más de lo que yo mismo creí que contenían estas piezas.

De una idea vuelo a otra, que busca escapar y compartirse. Hace unas horas la ansiedad se acumulaba entre estas cuatro paredes y comenzó a ejercer una presión inusual. Tuve que salir a caminar un rato bajo la incesante lluvia. Vi la hora. 19:25. Camine a Santa María de Gracia para aprovechar la Misa de la tarde y encontrar un espacio de serenidad por un rato. Unos metros después de entrar al templo, llamó mi atención la inusual saturación de cirios en torno a uno de los altares. Minutos más tarde comprendería todo: hoy se celebra a San Judas Tadeo, celebérrimo patrono de las causas difíciles y desesperadas. No me atrevo a decir que mis inquietudes estén al grado de la pérdida de esperanza, ni mucho menos. Aproveché, pues, la ocasión, para reiterar mi agradecimiento por tantas cosas, poner sobre la mesa mi preocupación por tantas otras, y pedir simplemente luz suficiente para seguir descifrando el proyecto con que me toca cumplir. 

Calma, pues. He dicho que necesitaba soltar la mano –con la pluma, con el teclado–, un poco a solas un poco con el eco de quienes como tú se dan por aquí una vuelta de vez en cuando. Sé que comprenderás el desvarío de esta noche y perdonarás aquello que pueda resultar incomprensible o que desentone con las ocurrencias cotidianas. Como dije antes, era necesario. Pero todo está bajo control. 

PD. No sé si el sol dará mañana la cara o seguirá no-brillando por su ausencia. Lo que sí sé es que llega mi querida hermana J. No hace falta revisar los pronósticos del tiempo para saber que será más que un buen día.

lunes, 27 de octubre de 2008

Tanto (III)

Tanto por compartir. Tanto por celebrar. Tanto por explorar. Tanto por desmenuzar. Tanto por contemplar. Tanto por ordenar. Tanto por comprender. Tanto por decir. Tanto por neutralizar. Tanto.  

Reconozco que ya parezco disco rayado. Son muchas las cosas que flotan aquí dentro. Algunas encuentran su sitio, se instalan y empiezan a desarrollarse. Otras siguen en espera de encontrar su momento para brotar. Unas más, quisiera erradicarlas pero se aferran y resisten mis inútiles esfuerzos por eliminarles. El caso es que, con tanto por decir, justo en el momento que me decido a escribir aquí al menos un poco de lo mucho, me paralizo. ¿Qué digo? 

Espero mañana tener la mente un poco más despejada.

viernes, 24 de octubre de 2008

Escribir y Leer (II)

«Literature is freedom.»
Susan Sontag
Hace unas semanas escribí ya algo sobre el programa de animación a la lectura que estoy promoviendo en el equipo de profesores con el que trabajo en México. En los días que siguieron a la publicación de esas palabras, el proyecto empezó a dar sus primeros frutos en algunos chicos y maestros, así como en mí mismo. 

Sugería ayer que la palabra escrita y leída enfrenta hoy un mundo que, en cierto modo, le resulta hostil. Cierto que escribimos y leemos palabras por todas partes. Pero algunos creemos que el valor de la palabra escrita per se está cada vez más ausente. Escribimos y leemos letras en un recado; escribimos y leemos un correo electrónico para sacar adelante cuestiones del trabajo o enviar avisos veloces a las amistades; escribimos o leemos un texto para atender una necesidad académica o para obtener información y tomar decisiones en algún sentido pero, en todos esos casos, solemos hacerlo sin tener muy claro el papel que el leer o el escribir juegan en nuestra propia construcción individual. 

Nuestro escribir y nuestro leer cotidianos suelen reducirse a tareas mecánicas, herramientas para resolver otras necesidades. El milagro de la escritura y la lectura como actos de atención queda marginado a unos cuantos, capaces de escribir y leer para nada: por el mero gusto, porque se le da a uno la gana. En un mundo donde todo se tiene que hacer “para algo”, escribir una poesía o leer una novela resultan a los ojos de muchos auténticos desórdenes mentales. Y muchos profesores nos encargamos de reforzar la contradicción obligando a leer tal o cual cosa simple y sencillamente porque "se debe", porque a algún inteligente se le ocurrió que tal o cual libro es "un clásico" y por lo tanto su lectura resulta indispensable.

Así, ante la imparable intromisión de imágenes y sonidos mediáticos en nuestras vidas, muchos chicos se han ido alejando de las letras. ¡Y no pienso que debamos rechazar otros medios! Como muchos, creo firmemente en la posibilidad de coexistencia que existe entre las vías de expresión que hemos desarrollado. Es sólo que, al marginar al ámbito de lo útil la posibilidad de escribir y leer, estamos erosionando, por ejemplo, nuestras facultades para sentir y pensar. [Reconozco que argumentar esto último exigiría más espacio del que una prudente entrada de blog me brinda.] 

Esta tarde, camino a casa, me topé con una publicación de recomendaciones literarias, cuyas páginas ofrecen una entrevista en la que Jordi Sierra i Fabra –escritor que ha tenido un peculiar éxito en lectores jóvenes y maestros que con frecuencia promueven la lectura de sus libros– asegura que leer resulta hoy un auténtico acto de rebeldía: 
«En un mundo tan globalizado, donde comemos la misma mierda en todas partes y vemos las mismas película a la misma hora, leer es algo revolucionario, porque estás tú y el libro, solos, interactuando.»
Me gusta pensar que el pequeño esfuerzo que estamos haciendo en le colegio con nuestro proyecto puede ser semilla de una pequeña revolución. Por lo pronto, llevo tres de los seis libros que propusimos a los chicos para nuestra segunda semana de lecturas. Y mientras leo, experimento algunas cosas para que, llegado el momento, el experimento sea también un programa de animación a la escritura.

jueves, 23 de octubre de 2008

Escribir y Leer

«A writer, I think, is someone who pays attention to the world.»
Susan Sontag
Escribir y leer son dos de las manifestaciones más extraordinarias de la naturaleza humana. La palabra escrita y leída da fe de nuestra fascinante capacidad para convertir en significado un garabato cuyo sentido nació de forma prácticamente arbitraria. En los tiempos que nos toca vivir, muchas y duras batallas son las que enfrenta a diario el milagro de la palabra escrita y leída. Sin temor y con absoluta claridad me declaro a favor de esta invaluable vía de expresión del pensamiento. No sólo respeto, sino que admiro, valoro, aplaudo y –en lo posible– exploro y experimento también otras extraordinarias manifestaciones. Pero no puedo negar mi fascinación por la palabra escrita y leída.

Estoy convencido de que –con mayor o menor grado de conciencia– la mayoría de quienes visitan este blog, comparten conmigo esta fascinación: en un mundo de ajetreo permanente, caracterizado por la saturación de estímulos visuales y auditivos estridentes, amigas y amigos vienen y se detienen aquí unos segundos para leer, como lo hacen antes o después en un buen número de blogs; luego van y, en la soledad de su habitación, o en el ir y venir de su oficina, o en alguna plaza o café con red inalámbrica, o en plena acción mientras alternan con las faenas de sus casas y familias… en algún momento, se detienen a escribir.

Escribir y leer. Mágicos actos de atención. En un contexto donde cuando mucho la gente lee por encima notas de color (amarillas, rojas, rosas… negras); donde muchos celebran la aparición de tecnologías que algún día erradicarán de nuestras vidas la "engorrosa tarea" de arrastrar el lápiz o acariciar el teclado; donde tanto y tan mal obligamos a los pequeños a leer eso que alguien asegura que “tienen que” leer; donde leemos mal y de malas, sin mucha disposición de comprender lo que leemos… En un contexto así, no puedo sino celebrar y agradecer esta pequeña pero significativa y encantadora fiebre bloguera en la que ando metido.

Creo que me salí del camino. Confieso que cuando comencé a escribir esta entrada mi ruta no estaba trazada en esta dirección. Mi idea era recuperar una de mis actuales alegrías, relacionada con el proyecto de animación a la lectura que estoy promoviendo en mi trabajo y que ya da sus primeros frutos. Pero creo que la fiebre de la que hablo me contagió cuando leí en las últimas horas las reflexiones de Diliviru o de Amaya, y lo que sus visitantes han ido agregando a ellas. La digresión ha valido la pena. Y no quisiera contaminarla con otras cosas. Ya mañana retomaré la otra idea.

martes, 21 de octubre de 2008

Costumbres

Alguna vez escuchas una canción y simplemente te repugna. Un día le das una segunda oportunidad -o se la dan las circunstancias- y decides que, bueno, no te gusta pero no es nada que no pueda soportarse. Llega el momento en que, sin saber a ciencia cierta cómo, cuándo o por qué, tal composición musical te encanta y no entiendes cómo has vivido tanto tiempo sin ella.

Alguna vez te sientas a la mesa y te ponen un plato que, de sólo verlo, te produce literalmente asco; el contexto te obliga a probarlo y reconoces que, pese a la apariencia, se puede tragar, pero hasta ahí. Un día el platillo reaparece y, discretamente, te lo llevas a la boca evocando aquel primer descubrimiento. Llega el momento en que, sin tener claro cómo, cuándo o por qué, ese manjar resulta la piedra angular de tu menú ideal.

¿Es verdad que a todo se acostumbra uno? ¿Que a costa de repetir algo una y otra vez uno termina acostumbrándose a ello y que, incluso, puede desarrollar una apreciación placentera, en ocasiones radicalmente opuesta a la apreciación original o de partida?

lunes, 20 de octubre de 2008

Cansancio

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Hace unos días evocaba para mis adentros las líneas de Neruda que abren esta entrada. Hay días así, en que uno se cansa de ser. Confieso que con cierta frecuencia me ha sucedido esto de cansarme de mí mismo. Es una experiencia difícil de explicar: no es tristeza, ni enojo, ni melancolía. Sucede, por ejemplo, cuando siento que algo de mí me traiciona con innegable claridad. Cuando, por ejemplo, mi sombra es mi única compañía y sus pensamientos recurrentes y en espiral me resultan agobiantes. O en esas noches cuando, antes de ir a dormir, uno se mira al espejo con cierto grado de inconformidad por todo lo que el sujeto que observa desde el otro lado hizo o dejo de hacer durante el día. Días en que simplemente uno se cansa de sí mismo. 

Afortunadamente siempre sucede que uno tiene oportunidad de reconciliarse. Mientras ese instante llega, el cansancio de ver este blog igual día tras día me llevó a devolverle la piel con que nació hace diez meses. 

sábado, 18 de octubre de 2008

La misma historia una y otra vez

Rara, pero en verdad rarísima vez, abro uno de los abundantes FW's que llegan diariamente a las bandejas de mis cuentas de correo electrónico. Para que me anime, tienen que coincidir ciertas variables. 

Primera: el remitente debe ser un primerizo en mis contactos o alguien que sabe bien de mi obstinada negación a revisar esos mensajes, lo cual le conduce a ser selectivo con sus envíos. Segunda: el encabezado del correo debe tener cierto gancho, lo cual descalifica todos aquellos que comienzan con el ordinario "Buenísimo" o el desgastado "Tienes que ver esto"; ambos encabezados suelen advertir lo opuesto. (Una excepción a esta regla es cuando el remitente de plano nunca manda ese tipo de correos, de modo que su envío se convierte en una auténtica excepción per se.) Tercera: que el mensaje no contenga archivos para descargar; esta variable no es definitiva, pero sí ayuda a agilizar mi decisión sobre abrir el correo; acepto, sin embargo, que algunos mensajes que no cumplen este requisito han llegado a gozar de mi contemplación -aunque esto suele suceder días después de recibirlos-. 

En estos días abrí uno de los mensajes que cumplía los tres criterios. Mi amigo Jorge suele ser selectivo con lo que me envía; su correo se titulaba Cuatro cosas que creo que no conoces de mí, lo cual reconozco me intrigó. Y como no venía con adjuntos, lo abrí. Era uno de los llamados "chismógrafos" y, efectivamente, me hizo conocer cosas que ignoraba de mi cuate. Hasta ahora no he seguido la solicitud de respuesta y reenvío que invariablemente cierra todos estos correos. Me quedé estancado en la primera pregunta, reflexionando sobre mi primera -y supongo auténtica- respuesta.

El planteamiento en cuestión era: "Cuatro películas que vería una y otra vez". Por un segundo cruzó mi mente el típico "Imposible, son muchas", pero pronto me di cuenta de que probablemente no eran tantas. "Una y otra vez". Se dice fácil. Todos hemos visto películas que, nada más empezar los créditos finales, nos provocan ese "la podría ver mil veces" o algo parecido. Pero, ¿de verdad? Creo que uno sólo puede estar seguro de eso cuando auténticamente lo ha intentado y ha vivido la experiencia de ver esa película una y otra vez. Así, lo que al inicio era un tantas=miles se puede reducir a un tantas =decenas, por lo menos. 

En mi caso es verdad que son muchas las películas que he visto varias veces y podría volver a ver. Pero si le doy a ese "una y otra vez" el sentido de descubrimiento permanente, de descubrir una peli igual que la primera vez, quizá la lista se reduzca. Así las cosas, empecé a hacer mentalmente mi relación de cintas. Y lo que me sorprendió fue que la mayoría de las películas que me venían a la mente cuentan, en diferentes modos, tonos, épocas, estilos, la misma historia. Lo cual me lleva a concluir que, no es sólo que sean un puñado de pelis las que puedo ver una y otra vez. Parece que hay una historia que puedo ver una y otra vez sin cansarme de ella.

Las cuatro que debo reconocer como primera reacción son: Great Expectations, Moulin Rouge!, Shakespeare in Love y The Bridges of Madison County. Cuando vi los denominadores comunes, decidí pensar en otras. Primero vino a mi mente The Age of Inocence, es decir, seguía en las mismas. Después, creí salir de la fórmula cuando pensé en Rent, pero lo cierto es que pese al final feliz, para mí ver Rent sigue siendo ver La Boheme y el happy ending se vuelve relativo. 

Al final logré salirme del esquema y recordé películas como Back To the Future (partes I y II) o la saga de Pirates Of the Caribbean (sobre todo la segunda entrega, Dead Man's Chest). Incluso logré recordar mi obsesiva forma de ver y re-ver Modern Times de Chaplin, o la cantidad de veces que, desde niño, he visto sin cansarme The Sound of Music. Pero confieso que evocar todas estas últimas significó poner a trabajar fuerte a la memoria. 

Sin embargo, las primeras brotaron con claridad prístina. No deja de maravillarme el hecho de poder hallarme ante la misma historia una y otra vez, cautivado siempre como si estuviese ante una experiencia nueva.







viernes, 17 de octubre de 2008

Grietas

De lunes a viernes, en la última página del ADN (uno de los diarios gratuitos que circula en esta ciudad), cinco mujeres -una cada día- comparten en la columna The End unas cuantas líneas reflexiones que igual hablan de lo cotidiano que de asuntos "profundos"; el contenido de la columna puede ser desde gratamente excepcional hasta ridículamente trivial. El texto de Espido Freire que aparece hoy, Corazón roto, entra para mí en la primera categoría. Lo reproduzco íntegro y comparto el vínculo al blog de Freire en ADN.
Ocurre siempre, si una mira con atención: en las estaciones de trenes, en el momento en el que el autobús se aleja, en los aeropuertos (esos lugares de maletines y de separaciones), en los bares en los que alguien se aleja llorando y otro paga la cuenta sin mirar al camarero. Si se levanta la mirada de los aterradores periódicos que hablan de Bolsas que caen y de límites siempre fluctuantes para los ahorros europeos, o se aparta el móvil de la oreja, se interrumpe el flujo de la voz familiar que pide explicaciones o requiere que nos abriguemos, que hará frío, o si se cierra el libro o el iPod, están ahí.

Es algo terrible si somos testigos, vergonzoso si nos ocurre. De pronto, de cara a la ventanilla, con un esfuerzo casi doloroso por no molestar, por que no se note, alguien llora. No nos han enseñado a reaccionar a las lágrimas de los desconocidos. Casi siempre son mujeres, o a veces, niños, adolescentes que viajan solos y que se asustan, o ancianos con muchos años, y con dolores.

Ocurre siempre; y hay una pequeña grieta en el corazón de quien observa. Si se rompe ese espacio, si se pronuncia una palabra amable, si se conocen las historias ajenas, se diluye esa tristeza. Quienes son felices pueden, al menos, ofrecer ese consuelo en los momentos de pena. Pueden cargar sobre sus hombros parte del horror que atenaza a quienes no saben cómo lidiar con las emociones. Lo sabemos las que hemos llorado en aeropuertos, avergonzadas, quienes hemos agradecido un pañuelo o una pregunta. Quien sabe, da.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Tanto (II)

En la cabeza. En el corazón. En el alma. En la punta de la lengua. Ante la mirada. Por descubrir. Por aprender. Por caminar. Por decir. 

A ratos tanto me bloquea. Me deja como pasmado. Me pierde en el vacío. Y pese a ser tanto parece nada. Pero la clave es reconocer que la parálisis es pasajera. Y que tanto no desaparece. La claridad vuelve. Y de alguna manera se hace posible retomar las cosas. Quizá más lento. Quizá con más calma. Dejar que las cosas hallen su sitio. Esa parece ser una de las funciones del sueño. Así que, a dormir.

martes, 14 de octubre de 2008

¿Con cuánto te apuntas?

Tarde o temprano tenía que suceder. Algo tenía que aparecer en mi camino y devolverme la necesidad de tener dinero. Justo en medio de mi proceso de desprendimiento de lo material, a Steve Jobs se le ocurre esto:
¡You have to see this video!

Justo en estos días he estado pensando que se acerca el momento de renovar mi PowerBookG4. Ahora la cosa es, ¿quién se apunta pa' cooperar? ¿Y si le hablo a Elba Esther para que me regale una?

lunes, 13 de octubre de 2008

Confesiones de un iPod

Venga. Pues como si no tuviera nada que hacer (y vaya que lo tengo) no pude evitar la tentación de seguir a mis cuates la Diva CorderoJuanPa con este cuestionario. Ya ves, el morbo. La dinámica consiste en activar la función de reproducción aleatoria (alías el shuffle) de tu biblioteca o reproductor de mp3, y con cada una de las 50 primeras canciones ir respondiendo 50 preguntas: primera canción = respuesta para la primera pregunta, y así en adelante. Las instrucciones advierten: prohibido saltarse canciones o mentir.

Confieso que, si me reí leyendo algunas respuestas en mis amigos, con ciertas ocurrencias de mi iPod me doblaba de la risa. Otras -las menos- no las entendí o de plano no vienen al caso. Y en algunas tuve que meterme a escuchar o buscar con calma la letra porque eran canciones que nunca había escuchado o que ni sabía que tenía en el reproductor. 

¡Va pues el interrogatorio al iPod!

1. ¿Cómo te sientes hoy? Antarctic, Emilie Simon. [No tiene letra, pero sí aplica.]

2. ¿Cuál es tu perspectiva de la vida? Give it 2 Me, Madonna. "What are you waiting for?/  Nobody's gonna show yoy how / Why wait for someone else / To do what you can do right now / Got no boundaries, and no limits..." [No sé bien si es "mi perspectiva" o una lección que quiere darme mi iPod]

3. ¿Qué piensa tu familia de ti? Movimiento Largo del Concierto para Guitarra en D, de Vivaldi [mmm... el álbum donde viene se llama: Baroque At Bathtime - A Relaxing Serenade To Wash Your Cares Away. ¿Cuenta eso?]

4. ¿Qué piensan tus amigos de ti? Beautiful Stranger, Madonna [Oh My...! ¿Qué amigos? Jejeje]

5. ¿Qué piensa la gente que no te conoce? Jump, Madonna "Get ready to jump..." [¿Qué diablos tiene el iPod con Madonna? Casi 5,000 rolas de dónde escoger y me sale con esto.]

6. ¿Qué piensa de ti la gente que quiere estar contigo? Le vol d’un ange, Celine Dion. [Ni idea de qué se trata esta rola. No he encontrado la letra y mi francés es casi nulo.]

7. ¿Cómo ha sido tu vida amorosa hasta ahora? All I know of love. Barbra Streisand & Josh Groban. "Once I found the perfect love, and you showed me everything there was to know of love… Forever you are all I know of love…You are all I need of love…" [Yeah!]

8. ¿Te casaras? Je ne veux pas, Celine Dion. [Como ya estoy casado, decidí investigar bien la letra.] "Je ne veux pas que tu sois bien [No quiero que te sientas bien] / Quand je suis loin de tes bras [Cuando estoy lejos de tus brazos.]"

9. ¿Tendrás hijos? Uno, Ibrahim Ferrer. [¡!]

10. ¿Eres bueno en la escuela? Anima Fragile, Laura Pausini [¿?]

11. ¿Serás exitoso? Hedonism, Cast from Closer to Heaven. [Me late la respuesta si se entiende como mi opinión sobre el éxito.]

12. Canción para tu cumpleaños: Viene la sera [Viene la tarde] de Madama Buterfly, Mirella Freni y José Carreras. [No le entendí.]

13. Canción para tu funeral: Cinema Paradiso, Ennio Morricone [Es la versión del Arena Concerto... aceptado. ¡Pero luego ponen algo más alegre por favor!]

14. La canción sobre tu vida… Andalucía, Pink Martini. [Es un tema instrumental mítico del cubano Ernesto Lecuona. Sólo que sea porque somos tocayos, jaja]

15. ¿Tu mejor amigo/a y tú son...? If there was any orther way, Celine Dion. [¿? ¿Y ahora este artefacto ya se aferró con Celine...]

16. Para los tiempos felices... Quel nome / Tanto amore segreto, de Turandot, Barbara Hendircks [!¿Cómo estarán los no felices?!]

17. Para los tiempos tristes... Siren, Sarah Brightman. [Bah, ya estamos chafeando... Nada que ver, esto ni letra tiene y dura apenas un minuto.]

18. Para todos los días... Verano Porteño, de A. Piazzolla, Gidon Kremer. [Ea, ésta sí es obligada todas las mañanas.]

19. Para mañana...  Where have all the cowboys gone? Paula Cole. [Será porque mañana "I will do laundry"]

20. ¿Tu alter Ego...? Bonita / Mijares.

21. ¿Tu perspectiva del mundo... ? To step aside, Pet Shop Boys. "And if I decide to step aside / I will try to reply to the feelings I hide / And if I decide to step aside / I will try to return to the person inside."

22. ¿Tendrás una vida feliz? In Pace, Patrick Doyle del OST de Hamlet. [Un tema que me encanta; es una especie de himno a la muerte del príncipe de Dinamarca. ¿O sea...?]

23. ¿Cómo será tu muerte? 5ta Sinfonía de Beethoven, Chicago Symphony Orchestra. [¿Traducción...?]

24. ¿Eres una buena persona? Gente, Presuntos Implicados [¡Ojalá!]

25. ¿Vale la pena aquello a lo que te dedicas? Las palabras del amor, Presuntos Implicados [mmm… I’ll take it as a “yes”])

26. ¿Qué opina la gente de lo que dices? Frammento Parekemore, Eugenio Bennato. [Na'... son 22 segundos... muy chidos, pero ¿eso qué?]

27. Tu mayor defecto...  Alive, Meat Loaf. "I'm a runaway train on broken track..."

28. Tu más grande virtud...  Y mi banda toca el rock, Laura Pausini [¿?]

29. ¿Tu cuerpo...? Schindler’s List Theme, John Williams, Itzhak Perlman. [Vale, estoy flaco, pero ¡¡¡no es para tanto!!! jajaja]

30. ¿Fantasía sexual...? Until the last moment, Yanni. [Una de dos: o salió porque es una musiquita instrumental realmente inspiradora ¡¡¡o de plano el iPod se está queriendo burlar de mí!!!]

31. ¿Mueres por...? Medley Mix: I will survive / Never Can say goodbye / Reach out (I’ll be there) / I am what I am (Medley Mix) / Gloria Gaynor [¿?]

32. ¿Qué opinan tus amigos de la infancia sobre ti? El 7 de septiembre / Ana Torroja. "Parece mentira que después de tanto tiempo de rotos nuestros lazos…"

33. ¿Tu inclinación política es más bien...? Toca para mí / Alejandro Sanz. [¿?]

34. ¿Lo que más te prende es...? Ave María païen [Ave María pagano] de Notre Dame de Paris. [Me perdí...]

35. ¿Tu mayor frustración...? Paris, Texas, de Ry Cooder, con Gotan Project. [Bueno, me falta ver la peli, pero tanto como "mi mayor frustración"...]

36. ¿Que piensa la gente cuando ve tus ojos...? This used to be my playground, Madonna

37. Tus manos... ? For Always (Theme from I.A.), Lara Fabian.

38. ¿Tu más reciente relación amorosa...? Dos cadencias sobre Adiós Noninó / Pablo Ziegler & His Quintet [¿?]

39. ¿Qué es lo que más temes de ti mismo/misma...? Into me, Cirque du Soleil’s Zumanity. "Say goodbye to indecisión / Leave behind your inhibitions..." [Por ahí va, por ahí va...]

40. ¿En la cama eres... ? Inquisitor Pucci del OST de Casanova. [¡!]

41. ¿Que te hace llorar...? I don’t know what you want (but I can’t give it anymore) Peter Rauhoffer Mix), Pet Shop Boys

42. Tu pareja ideal es...  Las puertas del infierno, Amaral [¿?]

43. El dolor para ti es como...  Sarabande an Variations from Suite no 11, Variaton No. 1. Jacques Loussier Trio

44. Tu personalidad tiende a... Nostalgie, Cirque du Soleil’s “O” [Usted dirá.]

45. ¿Apodo? Av. De Mayo, Bajofondo Tango Club. [¿Será porque me dicen “…chernesto”?]

46. ¿Qué opinan la mayoría de los hombres acerca de ti? La Vigüela, Gotan Project. "…que al hombre que lo desvela / una pena extraordinaria / como el ave solitaria / con el cantar se consuela"

47. ¿Y las mujeres? Lucy in the sky with Diamonds, The Beatles [¿So?]

48. ¿Qué opinas de quien te rompió el corazón...? Valsapena, Cirque du Soleil’s Alegria. "Sus ojos miran el mundo triste / Su alma llora de compasión / la bella soledad..."

49. ¿Qué opinas de la persona que te mando esto? Go bid the soldiers shoot, Patrick Doyle del OST de Hamlet. [¡No lo tomen literal colegas! En la peli los soldados salen a disparar rindiendo homenaje al fallecido Hamlet.]

50. Para despedirte... Les derniers seront les premiers / Celine Dion & Jean-Jacques Goldman. [Los últimos serán los primeros. He dicho.]

domingo, 12 de octubre de 2008

Afectaciones

«A veces hablaba de este asombro, pero como que nadie parecía compartirlo, ni tan sólo comprenderlo (la vida está hecha así, a base de pequeñas soledades), lo olvidé.»

Roland Barthes, en La cámara lúcida.
Leí por primera vez este ensayo hace trece años. Recuerdo que por diversas razones, las reflexiones de Barthes sobre la fotografía me entusiasmaron y provocaron en mí una particular afectación. Misma que, como sucedió al sociólogo francés con la anécdota que da pie a la frase anterior (cuyo contenido para este caso es intrascendente), me vi obligado a olvidar.

Releí La cámara lúcida nuevamente hace unas semanas. Me topé con el ejemplar en casa, antes de venir. Nada más verlo, supe que debía recuperarlo para desarrollar algunas ideas que traigo en mente. Releer las reflexiones de Barthes ha resultado revelador en extremo. Nuevo entusiasmo. Sobre todo, nuevas afectaciones. Pero esta vez, pese a la incomprensión y con toda la soledad que representa, me propongo no olvidarlas.

sábado, 11 de octubre de 2008

Desconectarse por un rato

Cierto. Hablar de crisis se ha vuelto desde hace tiempo un lugar común. Hoy el globo entero se sumerge en todo tipo de crisis. La globalización hace inevitable que en el discurso predomine la crisis financiera, anunciando una inminente y profunda crisis económica; dirían muchos, incluso, que estamos "presenciando Historia". México, en particular, padece una aguda crisis de seguridad, además de sus ya cotidianas crisis política y social. Rematando el contexto, no olvidemos que los estudiosos nos hablan, desde hace ya algunas décadas, de las crisis de identidad y sentido que vive la llamada sociedad occidental.

Ante semejante escenario, vale la pena regresar un poco al significado de la palabra crisis. Su origen está en el ámbito de la medicina. De hecho, la primera acepción que encontramos en el diccionario de la Real Academia Española, señala que una crisis es un cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente

No tengo claro a dónde nos llevarán, en términos sociales y colectivos, las citadas crisis. Pero estoy convencido de que, en el plano personal, cada uno tiene muchas oportunidades de canalizar las circunstancias para hacer de ellas una medio creativo para salir de sus propias "enfermedades".

Uno ve, escucha, vive, infinidad de cosas sobre el momento que estamos viviendo. En lo personal, me gusta reflexionar sobre los retos y las posibilidades que representan los difíciles días que corren. Es una necesidad. Me duele lo que veo, lo que escucho, lo que siento... y algo me impulsa inevitablemente a explorar salidas, a acercarme ante el evidente dolor que crece a mi alrededor. Me resulta simplemente impensable la indiferencia. Sin embargo, reconozco también que, en medio de tanta palabrería sobre lo que sucede en el mundo, a veces también vale la pena olvidarse un poco de las cosas. Desconectar, dirían algunos. Aunque sea por un rato. 

viernes, 10 de octubre de 2008

Un rincón cerca del cielo... (II)

A unos unos metros de la estación superior del funicular de Sant Joan


Una hora y media después, aproximadamente, la ermita dedicada a Sant Jeroni


Entre la ermita y la cima... rebasando unas cuantas nubes


Vista desde la cumbre


Yo no firmé la placa, pero para que conste en actas...


... el autorretrato.


Rosa de los vientos que señala hacia las cimas de los montañas de Catalunya


Un bellísimo cielo nublado


Vista del camino de regreso, para llegar al Monasterio por la "Escalera de los Pobres"


El mapa que señala los recorridos a través de la Montaña.

jueves, 9 de octubre de 2008

Un rincón cerca del cielo...

En correos, blogs, conversaciones electrónicas y telefónicas, me topo con agobio, miedo, angustia, enojo, sufrimiento... dolor. Crisis financiera mundial, crisis de seguridad en mi país, crisis familiares, crisis personales. En medio de la oscuridad, decidí subir la montaña. Llegué a la cima. Respiré hondo. Y bajé renovado. El agobio, el miedo, la angustia, el enojo, el sufrimiento... el dolor, puede que sigan existiendo. De hecho, existen. Pero adquieren nuevas dimensiones. El optimismo, el gozo, la serenidad... la alegría, muestran su rostro y permiten colocar las cosas en otra perspectiva. 

A través de la historia, las montañas han gozado siempre de un lugar especial en la cosmovisión de los pueblos a lo largo de toda la faz de la Tierra. Se les suele considerar sagradas por distintas razones y con variadas implicaciones. La montaña de Montserrat alberga a la Virgen del mismo nombre, patrona de Cataluña. La mera visita a la abadía donde se puede contemplar la imagen, es ya de por sí impresionante. Llegar hasta Sant Jeroni (San Jerónimo) a 1,236 metros de altitud, es auténticamente una experiencia mística. [Con todo y que, como dije en una entrada previa, no caminé todo el camino, sino desde el punto conocido como Sant Joan (San Juan). Sin embargo, tengo claro que pese a mi precaria condición física perfectamente puedo lograr en una próxima visita la ruta completa.]

Una vez en la cumbre, saqué mi cuaderno de notas y escribí:
El cielo está cerrado. Me encuentro incluso por encima de algunas nubes. El viento es frío y sopla suave pero pega con fuerza. [En el Monasterio, cuando salí, la temperatura era de 9 grados.] Estoy solo.

He ofrecido este ascenso por muchas personas e intenciones. El camino ha servido también para limpiar un poco la cabeza. 

Uno suele subir a las montañas esperando las vistas. Esperamos contemplar con claridad un escenario que desde otro nivel sólo nos sería accesible parcialmente. Subimos esperando que la altura nos permita ver las cosas despejadas.

Pero hay veces, como hoy, que el cielo se cierra y esa esperanza se frustra. Sin embargo, ello se convierte en la oportunidad de valorar lo que realmente aporta estar en la cima: no se trata de verlo todo o creer que contemplamos y abarcamos la totalidad; se trata de recordar nuestra pequeñez y acercarnos a Dios, al Ser de los Mil Nombres, al Creador... Recordar su omnipresencia, su bondad, su poder. Regresarnos a nuestra posición humilde, de agradecimiento.

Subí con mil peticiones. No sé si soy digno de presentarlas. Pero sí aprovecho la cumbre para dejar mil agradecimientos.
Las imágenes quedan pendientes; he tenido problemas técnicos para descargarlas y luego subirlas a la red. 

miércoles, 8 de octubre de 2008

Reportando...

Meta alcanzada. Hoy al mediodía estuve en la cima de Montserrat. Ha sido una jornada larga y estoy cansado. Pero renovado también. Dejo para mañana el compartir algunas reflexiones surgidas durante la aventura. Baste por ahora decir que ha sido un muy buen día; va siendo hora de poner un poco de orden en mis tiempos para sacar adelante todo lo que me estoy proponiendo.

martes, 7 de octubre de 2008

Mañana...

En esta semana se cumple un año de mi primera visita al Monasterio de Montserrat. Aquella vez llegué sin saber a ciencia cierta qué me iba a encontrar. Y menos aún qué iba a sucederme a partir de ese momento. En esa primera visita, un poco sin darme cuenta, completé la ruta que lleva de la abadía hasta la ermita de San Juan. Parte de ese recorrido lo seguí con M en diciembre, cuando vino a visitarme. Mañana espero subir en funicular hasta San Juan, para seguir el resto del camino. Mi meta es llegar a San Jerónimo, el punto más alto del monte. Ya estaré relatando lo que suceda.

Había pensado esta subida desde hace varios días. Los últimos acontecimientos me dan más motivos para llevarla a cabo. Estos días han estado plagados de pequeñas revelaciones. Muchas cosas se han ido despejando en mi cabeza. Al mismo tiempo la claridad ha traído consigo nuevos retos, nuevos pensamientos. Entre otras cosas, espero que el ascenso ayude a limpiar un poco la mente. Llenar el espíritu. Y agradecer tantas cosas.

PD. Dejo pendiente una ruta: el ascenso desde la estación del tren hasta el monasterio. Para esa ruta acá te espero, pequeña Antinea.

domingo, 5 de octubre de 2008

Canto

No me llores, no, no me llores, no,
porque si lloras yo peno,
en cambio, si tú me cantas,
yo siempre vivo, yo nunca muero.
Andrés Henestrosa
Un torrente de imágenes invade la memoria. Y digo imágenes por no hallar otra palabra. Pienso también en sonidos, caricias, aromas, sabores... 

Siempre supiste —y me hubiese gustado recordártelo una última vez– que nadie preparaba un arroz rojo mejor que el tuyo. Cuando no estuvo ya en tus posibilidades prepararlo, siempre estuvieron los chocolates –mejor si eran belgas, jaja– para consentir a tu nieto... O a quien fuese que entrara a visitarte al cuarto que fue tu casa durante estos últimos años. 

Nunca dejó de asombrar a propios y extraños la habilidad que hasta el final acompañó a tus manos. Me atrevo a decir –con orgullo, con alegría, con nostalgia– que tu última obra maestra la lució a mi lado la mujer más bella del mundo hace tres años y medio. 

Habían pasado apenas unos días de mi reciente venida a Barcelona, cuando recibí la llamada –que de pronto hoy me parece tan lejana y cercana a la vez– en la que pude despedirme de ti. En tu agonía –que a partir de ese día se prolongaría imprevisiblemente– me hablaste con diáfana lucidez. Gracias por lo que dijiste. Conservo tus palabras aquí dentro, en espera de hacerles justicia y merecerlas algún día.

Me descubro ahora mismo llorando un poco. Algunas lágrimas son realmente mías. Creo que otras las lloro por quienes no saben llorar pero que igual o más que yo sienten eso que, quizá equivocadamente pero a falta de otras palabras y llenos de lugares comunes, llamamos "tu partida". Dejo que las lágrimas corran un poco, que limpien un poco mi rostro y permitan que la sonrisa renazca fortalecida. 

En unos días celebraríamos tu cumpleaños. ¿Serían 95 ó 96? Nunca supe si esa diferencia entre tus cálculos y los de la familia era realmente resultado de una confusa documentación histórica, o era simplemente producto de tu entrañable vanidad.

Muchas lecciones me dejas, Abue. Nos dejas. Ahora mismo no tengo cabeza para evocarlas; será que han pasado sólo unas horas desde que abandonaste tu cuerpo. Confío en que Dios me dará tiempo –no sé si tanto como a ti– para asimilarlas y contagiarlas. Hoy, te abrazo desde acá. Y abrazo a papá y a todos los que cerca o lejos de casa, estamos pensando en ti. Doy gracias a Dios por tantas cosas. Canto y celebro que hoy te reciba de ese lado, permitiéndonos un interlocutor más.

PD. Adorada Tía Catarina. Sé que andas rondando por ahí. No sé si mis palabras lleguen a ti antes o después de recibir la noticia. Hasta el minuto en que decido publicarlas, papá no había logrado contactarte. Lo que sí sé, es que pese a las lágrimas que puedan brotar, sabes, como yo, que abuelita está cuidándonos desde el Cielo, y que quiere vernos sonreír. Te amo pequeña. Te espero pronto por acá.

sábado, 4 de octubre de 2008

Para vivir el amor...


Atender. Sin necesidad de concentrar la mirada. Simplemente estar y atender. Permitir que el viento pegue de frente. Que la luz del sol deje sus huellas. Que la música de los árboles acompañe el ir y venir de coches, motos y peatones. Permitir que en medio del caos que creamos a cada segundo, se revele –y se rebele– la belleza. Dejarse atrapar. Darse a uno mismo la oportunidad de ceder. De contemplar. De descubrirse afuera. Para fortalecerse dentro y contagiar alrededor.

Atender. Descubrir que es más sencillo de lo que parece. Sin que la sencillez niegue la necesidad del sacrificio. Porque, al final del día, es ese sacrificio el que permite disfrutar auténticamente lo que se ha descubierto.

Atender. Llorar un poco, si hace falta. Y sonreír. Porque en medio de todo el dolor que parece crecer en torno nuestro, predomina el amor. Pero para vivirlo hace falta sacrificar un poco de uno mismo. Y poner atención.

jueves, 2 de octubre de 2008

Olvido e imaginación

Lo interesante de la acción que ustedes desarrollan es que lleva a la imaginación al poder. Ustedes poseen una imaginación limitada como todo el mundo, pero tienen muchas más ideas que sus mayores. [...] Ustedes tienen una imaginación mucho más rica y las frases que se leen en los muros de la Sorbona lo prueban. Hay algo que ha surgido de ustedes que asombra, que trastorna, que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que ella es. Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible . No renuncien a eso.

Jean-Paul Sartre, en conversación con Daniel Cohn-Bendit, en mayo de 1968

Recuerdo que hace unos meses, Jake reflexionaba a cuarenta años de distancia sobre el mayo francés y se preguntaba qué pasó con "la imaginación al poder". La misma interrogante vino a mi mente esta mañana cuando vi la fecha.

Mucho se ha dicho y escrito sobre el 2 de octubre de 1968. Y, sin embargo, nunca será suficiente. Muchas interrogantes siguen abiertas. Por más que algunos las ignoremos o pasemos de largo ante ellas. México no sería el mismo sin esa sangrienta jornada. Y hoy, vaya paradojas, de aquel espíritu que movía al pueblo por calles y plazas, parece que poco o nada queda. Algunos se montan en el recuerdo y lucran políticamente con la memoria. Otros cierran los ojos y pactan para que sigamos evadiendo la necesidad de saber qué sucedió exactamente. Y mientras tanto, los ciudadanos, los herederos de aquel movimiento, hemos ido perdiendo la chispa que hace cuarenta años prendió en los jóvenes de tantas latitudes.

Dos de octubre, no se olvida, seguimos clamando muchos mexicanos. Pero da la impresión de que muchos no tenemos claro qué es lo que hemos de recordar. Y menos por qué. A muchos nos falta, más allá de la evidente referencia histórica -o peor aún, del cliché-, una razón clara que nos recuerde por qué no hemos de olvidar tan triste fecha. El historiador Lorenzo Meyer -cuya columna Agenda Ciudadana me gusta leer pese a mis enormes diferencias con muchas de sus posturas- publica esta mañana un texto que puede darnos pautas para no olvidar. Aquí algunos fragmentos:
En este nuevo aniversario sobre ese día trágico en vísperas del inicio de la olimpiada en la que México era el anfitrión -la primera del siglo XX que se llevó a cabo en un país no desarrollado- tenemos que empezar por considerar por qué se nos sigue negando la información básica: ¿Quiénes y de qué manera murieron? ¿Dónde están sus restos? ¿Cuál fue la verdadera cadena de mando y el grado de responsabilidad de cada individuo?, y, sobre todo, ¿por qué se decidió recurrir al asesinato colectivo para reimponer una autoridad? ¿Por qué una manifestación pública de estudiantes desarmados fue enfrentada por el Ejército como si se tratara de un enemigo que se hubiera apoderado de un sitio estratégico? ¿Por qué el gobierno encabezado por Gustavo Díaz Ordaz definió a los jóvenes estudiantes que protestaban por las obvias contradicciones del régimen priista como agentes externos, como enemigos mortales? ¿Cómo explicar la conducta de los actores no gubernamentales más importantes -empresarios, iglesia, medios de comunicación? ¿Por qué los líderes de esos grupos no sólo no cuestionaron las explicaciones del gobierno sino que le ofrecieron su respaldo incondicional? ¿Por qué la comunidad internacional que tan duramente criticaría al gobierno chino por la masacre de la plaza de Tiananmen no hizo entonces lo mismo con la masacre de la Plaza de las Tres Culturas?
Tras un breve repaso que nos recuerda por qué las heridas siguen abiertas, el investigador y analista hace un sucinto pero interesante balance del estado actual de las cosas. (Balance en el que, como pocas veces en sus artículos, el autor destaca la deuda que la izquierda sigue teniendo con nuestro país.) 
Sería satisfactorio para los mexicanos actuales poder asegurar, a 40 años de distancia, que los jóvenes sacrificados en el 68 y el 71 están finalmente reivindicados porque la realidad que ellos cuestionaron ya no existe. Desafortunadamente no es el caso.

En primer lugar, el fin del dominio del PRI sobre la Presidencia se explica menos como resultado de un rechazo generalizado por lo que hizo en el 68, el 71 y en los años de la "Guerra Sucia" -que también tocó a sectores populares- y más como consecuencia de la gran crisis económica de 1982. El neopanismo que tomó el relevo de un PRI agotado y desgastado por un largo ejercicio monopólico del poder surgió menos como un reclamo contra el autoritarismo y más como un rechazo al pésimo manejo de la "economía presidencial". [...]

[...] Por otro lado, la corrupción que caracterizó al autoritarismo del pasado se mantiene como el signo de los tiempos. La demanda de un México socialmente más justo no es, ni de lejos, una de las preocupaciones efectivas de los responsables de dirigir la acción de un poder público.

Finalmente, está el problema de la opción, el problema de la izquierda. El movimiento del 68 fue la izquierda del México posrevolucionario en uno de sus mejores momentos. Una izquierda movida menos por una ideología coagulada y dogmática y más, mucho más, por la generosidad, la confianza en lo digno de la causa y la alegría de imaginar como posible un México muy distinto al existente: uno no autoritario, no corrupto, genuinamente soberano, capaz de hacer un esfuerzo para dar sentido al término solidaridad social y revertir la tendencia a la desigualdad. En contraste, la izquierda de hoy, al menos la que está en las estructuras de los partidos, en el Congreso, en los gobiernos de ciertos estados, en municipios y delegaciones capitalinas, es casi la antítesis de la que desde un movimiento sin burocracia retó a la estructura de autoridad de hace 40 años.
Meyer termina resumiendo en un párrafo por qué no ha de olvidarse el 2 de octubre:
El 2 de octubre no debe olvidarse porque la razón de ser del movimiento que entonces fue reprimido sigue sin cumplirse a plenitud. Los sacrificados del 68 continúan sin estar plenamente reivindicados y es justamente por eso que sólo nosotros aquí y ahora podemos dar un sentido positivo a la vileza que hace 40 años se cometió en nombre de una falsa razón de Estado.
Lorenzo Meyer nos da un poderoso motivo para no olvidar. Más allá de la tragedia de Tlatelolco -que no soslayo en modo alguno-, propongo expandir ese motivo: lo que más me inquieta hoy, es que al grito de "Dos de octubre, no se olvida", estamos olvidando. Que los jóvenes estamos instalándonos en la comodidad de un presente en el que nos resulta tan fácil evadirnos del mundo. Que estamos renunciando a la expansión del campo de lo posible. Que la imaginación parece haber abandonado el anhelo de llegar al poder.

Me inquieta. Pero conservo la esperanza. Y no dejo de trabajar en explorar caminos para demostrarme que semejante esperanza no es en vano.