Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

martes, 29 de julio de 2008

Con Kiri en Tepoz


Decía en la entrada anterior que una de las cosas que hacen que la vida valga la pena es caminar la montaña. Eso hicimos M y yo con mi familia el domingo. Fuimos a Tlayacapan y subimos el Tlatoani. Por la tarde comimos en Tepoztlán. Una jornada genial. Al placer de respirar la naturaleza, súmese el goce de estar con la familia. Incluida la Catarina, que vino desde París para conocer al mismísimo Y, alias Kirikou. A reserva de que en estos días "cuelgue" algunas fotos de la montaña, comparto un par de instantáneas con mi adorado sobrino Kiri. 

sábado, 26 de julio de 2008

11 cosas...

... que hacen que la vida valga la pena?

Después de casi una semana sin publicar, ante los siempre amables ánimos de La Y y Luna, provocado por el reto de JuanPa, y motivado por las listas de Pichigato, Pixie y La Cordero, aquí voy. La idea es listar 11 cosas que hacen que la vida merezca la pena ser vivida. La lista que propongo es provisional, pues espero me queden aún años por vivir, lo cual deja abierta la posibilidad de que unas cosas sustituyan otras.

En fin, considerando lo vivido hasta ahora, aquí van mis 11 propuestas. (El orden es absolutamente intrascendente, es decir, no establece ninguna jerarquía ni prioridad.)

1. Escuchar en vivo el Huapango de Moncayo o la Obertura Solemne 1812 de Tchaikovsky.

2. Respirar, caminar, contemplar... la playa, la montaña, el bosque.

3. La creatividad del ser humano... particularmente ésa que se revela de modo tan peculiar en el arte: en un cuadro, una escultura, una composición musical, un poema, una novela, una obra de teatro, una película.

4. El amor. El que se da y que se recibe. El de mi familia. El de mis amigos. El de mi pareja. 

5. Estar enamorado... ser correspondido... Y esforzarse por mantenerse en ese estado, reforzándolo con amor.

6. La inevitabilidad de equivocarse... y la posibilidad de rectificar. La tranquilidad que produce pedir perdón.

7. La comida. El milagro de la comida que la naturaleza comparte con nosotros. Y el milagro de la comida que produce el ingenio del homo faber.

8. Descubrir la diversidad entre los seres humanos. Y experimentar no sólo el respeto hacia las diferencias, sino el amor por ellas. 

9. La risa. Reír solo. Reírse con alguien. Contemplar la risa de un niño. Y ¿por qué no? provocar la risa de otros.

10. El llanto. Llorar solo. Llorar con alguien. Acompañar a alguien en su llanto.

11. La experiencia de aprender, de descubrir algo nuevo. Ese instante de revelación que los mexicanos describimos con tanta claridad con la expresión "me cayó el veinte".

domingo, 20 de julio de 2008

No es lo mismo que (casi) veinte años después...

Aclaro en primer lugar: me gustó. Me pareció una película bien hecha, emocionante, divertida. Con sus detalles, con sus excesos, con sus carencias. Una buena película al fin y al cabo. Pasé un muy buen rato y sin duda la vería de nuevo. Pero...

No sé. Al final el Batman de El Caballero de la Noche no es el mío. Este Batman que pretende estar a la altura del siglo XXI no me termina de convencer. Mi sensación es que el verdadero Batman, con sus archienemigos, con su Ciudad Gótica, con su comisionado Gordon, con su inseparable Alfred, pertenece a un espacio y un tiempo que existen sin espacio y sin tiempo conocidos. Para mí, el mundo de Batman se parece al nuestro pero no es el nuestro. Una suerte de universo que puede ser paralelo al nuestro, pero que definitivamente no es el mismo. Y cuando el caballero oscuro o el fascinante demente de la sonrisa permanente aparecen inmersos en el mundo que vivo, algo no me cuadra. Cuando Ciudad Gótica es una mezcla de Nueva York con Chicago (y no una ciudad paralela a éstas), o cuando nos vemos forzados a ligar al Joker o Guasón con el crimen organizado real de nuestros días... para mí, algo falla; simplemente, no me convence del todo.

Reitero: me pareció, igual que Batman Inicia, una gran película. Sin embargo, hablando de Batman en la pantalla, me quedo con el de Tim Burton.

jueves, 17 de julio de 2008

Bienvenido Güelcom

Fue encontrarse por primera vez con la seguridad de estar ante buenos conocidos. Incluso sus voces fueron casi exactamente las que hasta ayer solían acompañar sus palabras cada vez que les escuchaba través de sus blogs.

Cuando iba camino a la Condesa pensaba en lo curioso, lo extraño, lo emocionante, lo valioso del encuentro que me esperaba. No era la bienvenida de los cuates del trabajo, o los viejos amigos de la escuela. No era la usual reunión entre quienes están unidos por un amplio campo de experiencias compartidas a lo largo del tiempo y el espacio. Y, sin embargo, era consciente de ir hacia un encuentro poderoso. Para mí era evidente que teníamos pocas cosas en común. Ahí radicaba justamente la clave. Lo que me entusiasmaba, lo que me movía, era la claridad de ir a un encuentro absolutamente desinteresado. Nada me obligaba. Simplemente quería compartir un rato con ell@s.

Ell@s ya se conocían. Ya habían pasado por la experiencia de ese primer encuentro. Y quizá eso ayudó. O quizá no. Da igual. El hecho es que, desde el primer saludo, estaba claro: me encontraba entre buenos conocidos. Y pasé tres horas en excelente compañía. Con buena charla. Con mis tropiezos también de los primeros encuentros, sin duda. Con la frescura de estar simplemente porque a uno se le da la gana compartir un rato con alguien. Pero, sobre todo, con la satisfacción de confirmar sus voces, sus sonrisas, sus gestos... Que resultan a partir de hoy tan poderosos cuando leo lo que cada quien con su peculiar estilo comparte a través de sus ventanas digitales.

Gracias JuanPa. Gracias Cordero. Gracias Pixie.

PD. Hay más que decir, sin duda. Pero dejo por el momento esta primera emoción.

domingo, 13 de julio de 2008

Mi barrio

Me encanta mi País. Me encanta su gente. Su sencillez. Su transparencia. Esta mañana asoma un sol peculiar. Un sol como hace días no se mostraba. La luz que irradia me deja descubrir como por primera vez mi barrio. Lo he caminado un rato como quizá nunca lo había hecho. Una mañana de domingo -muy de mañana- permite ver, oler, sentir mi barrio de un modo distinto. Y renueva mi amor por este País. Por su gente. Sus colores. (Los de los pequeños parques, el mercado, las fachadas de entrañables casas casi en ruinas contrastando con los edificios que siguen brotando cada día.) Sus melodías. (Las de las aves, las risas, los anafres, los árboles al viento; las de los desentonados pero emocionadas guitarras, voces y panderos en la iglesia.) Sus olores. (Los de la comida a través de las ventanas y en los tempraneros puestos de las esquinas, los del pavimento todavía húmedo por la lluvia, pero aún sin ser saturado por los automóviles.)

A veces, lo he dicho en otras ocasiones, me duele mi País. Es inevitable. Duele el dolor de quienes queremos. Pero hoy está brillando el sol ahí afuera. Hoy se aparta el dolor. Hoy gozo que me encanta mi pueblo.

Apunte. El viernes fue otro día importante. Mi querido hermano se une a las filas de quienes, como dice un buen amigo, habitan en adelante los "tas". Hablamos por teléfono un rato ese día, compartimos algo sobre las complejas emociones de ese vivir lejos y regresar por momentos. Decíamos que un poco es como si uno se perdiera fragmentos de una película, mientras el resto tampoco ha visto escenas de la que uno ha vivido. El asunto no deja de ser emocionante. Aprovecho para reiterarlo, hermano: felicidades por esas tres primeras décadas. Un nuevo abrazo hasta Vancouver. Te quiero y te admiro.

miércoles, 9 de julio de 2008

En marcha

Las cosas van marchando. Por momentos me desespero, quisiera que todo fuera más rápido. Pero me detengo, respiro, echo un vistazo dentro, recuerdo, exploro, tomo fuerzas, salgo, echo un vistazo fuera... y sigo adelante. Más fuerte. Con más ganas. Más consciente de mi pequeñez. Con más deseos de seguir construyendo.

En el mundo de lo laboral... Algunas cosas no han sucedido como lo había visualizado. A la distancia idealicé y hoy, en medio de las cosas, encuentro obstáculos que no había imaginado. Por el momento, es cosa de seguir reconociendo el terreno. Y tomar decisiones.

En otras cosas... Quedan varias "bienvenidas" pendientes. Una de ellas particularmente especial pues, a diferencia del resto, no supone un reencuentro. En una semana está programada la blogger-güelcom. Algunos ya han dejado ver sus intenciones de apersonarse el día 16 (exactamente en una semana). Queda por concretar hora y lugar. Si la motivación no ha decaído, se aceptan sugerencias pa' cerrar los detalles de la convocatoria. Y, por supuesto, la invitación sigue abierta. 

Y en ese tenor... En un arranque de locura sería capaz de organizar un blogger-encuentro en las costas del Golfo. ¿Cuánto se hace del DF a Coatza?

lunes, 7 de julio de 2008

Poco a poco

Creo que no es tan complicado. Eso sí: se requiere esfuerzo, dedicación. No desesperar. Ser paciente y estar atento a las propias reacciones, a la voz que desde dentro insiste y no se da por vencida.

Es cosa de dejar el corazón alerta, de mantener abierta la piel. Atender a la luna. Escuchar la música del viento. Dejar que fluya el caudal creativo que nos une. Y, de nuevo, no desesperar.

Apunte. El sábado, una agradable comida sorpresa de bienvenida con familia y algunos amigos, que terminó pasada la medianoche con todo y Mariachi. El domingo, comida de bienvenida con la familia política, que remató con un ameno par de horas de karaoke. Gracias a todos los involucrados.

sábado, 5 de julio de 2008

Rutinas

Es evidente que estoy feliz de estar en México. Aún así, hay cosas que han hecho difícil el regreso. Una, que puede parecer trivial, es el sol. Me falta luz. Reviso el pronóstico y los días que vienen pintan igual. Si acaso a media mañana asoman tímidos algunos cuantos rayos de sol. Otra, la temida inercia de las rutinas. Por momentos me descubro cayendo en ellas y perdiendo ese espíritu que me ha hecho renacer. Descubro que quizá el remedio es inventarme rutinas de reacción: rutinas para responder, para contrarrestar. Una, por ejemplo, es este espacio y las visitas a las ventanas de los digitales compañeros de viaje. Otra, la música. Respuesta, ha sido siempre, pero hoy es indispensable como pauta para programarme, para visualizar la conciliación necesaria entre mi propia historia y lo que he venido construyendo.

miércoles, 2 de julio de 2008

DF

Ya estoy en el nublado y lluvioso DF. Emocionado. Y con algunas secuelas del jet lag.

Es momento de empezar a poner al día muchas cosas. Entre tanto, no sé si podré actualizar este espacio. Lo intentaré. Espero que si me tardo, tengas paciencia.

martes, 1 de julio de 2008

Conectando con poca conexión en JFK

Sí, suena extraño, paradójico o hasta ridículo. Me explicaré. Estoy en el aeropuerto JFK de NY. Aterricé a las 12.45 PM, hora local. La salida de mi vuelo hacia el DF está programada a las 5.55 PM. (La conexión no fue tan breve como creía, ya se ve.) Una vez atravesado el control de pasaportes, recibido y re-entregado el equipaje, y superados nuevamente los controles de seguridad, me encuentro en la Terminal 3, para esperar mi nuevo vuelo. ¿Qué se puede hacer? Esto es un infinito centro comercial. No se trata de una mera provocación para el consumo. Estoy hablando de una presencia tan invasora de los comercios que me agobio de describirlo. Poco espacio para cualquier cosa que no sea consumir. Y cuando encuentro una sala relativamente tranquila, ¡no existe manera de conectarse a internet! ¡Increíble! ¡Estoy hablando de JFK! Recorro varias. Algunas llenas, algunos pasillos más o menos despejados. Y nada. Al final, estoy en la Sala 6, donde en un rato se abordará un vuelo hacia Salt Lake City. Una sala medianamente ocupada donde ¡milagrosamente hay red inalámbrica!

Toda esta búsqueda era para revisar correos, matar un poco de tiempo y, sobre todo, para escribir aquí un par de líneas. Decir que estoy emocionado. Que lo de las dos lágrimas sucedió casi como lo describí en la entrada anterior. (Casi porque no fueron una y una, fueron muchas y muchas.) Que seguramente en el vuelo que sigue esas emociones seguirán revoloteando. Que quiero llegar a México, tanto como ya echo de menos Barcelona. Que conforme pasan los minutos, me angustia no ser capaz de conservar lo que he descubierto, y dejarme devorar por la inercia, por los itenerarios. No será fácil. Pero estoy convencido de que el esfuerzo por cuidar esto que he venido descubriendo, bien vale la pena.

Por lo pronto, ya estoy más cerca.

How about love?

Si todo va de acuerdo con itinerario, cuando esta entrada se publique estaré volando rumbo a la Ciudad de México, con breve escala de conexión en Nueva York. Puedo imaginar el vuelo: escapará sin duda al menos un par de lágrimas. Una será de alegría, por supuesto: vuelo hacia ti bb, hacia buena parte de la familia, hacia entrañables amigos, hacia el mundo donde por más de tres décadas me he construido, al que inevitablemente pertenezco y al que quisiera aportar algo. Las causas de la otra lágrima son más difíciles de describir: puede que sea la nostalgia, la melancolía; la conciencia de cerrar un ciclo y dejar atrás un espacio-tiempo que resultó tan impredecible como apasionante.

¿Cómo medir el tiempo? ¿Cómo medir esta estancia en Barcelona? Quizá "medir" suena extraño, pero en el fondo es la idea que subyace en muchas de esas preguntas -bienintencionadas todas- que hará la gente en los próximos días.

¿En número de clases? ¿En aprendizajes concretos obtenidos durante el curso de doctorado? ¿En lugares visitados? ¿En gente conocida? ¿En días? ¿En número de piezas de equipaje para el regreso?

Es claro que lo que mejor ayudaría a "evaluar" lo que ha pasado de septiembre a hoy son solamente aspectos intangibles dentro y fuera de mí, de éste y del otro lado del océano. Intangibles e incluso indecibles, a falta de un vocabulario y una gramática que resulten medianamente satisfactorios.

Por eso, prefiero explorar una posible respuesta: ¿qué tal en amor?