"Carta Abierta". Así le llaman los "intelectuales" a eso que han publicado estos días en diarios mexicanos, para cumplir su tarea de "pensadores". Ésta es la mía, para el que todavía esté dispuesto a escuchar. Si tienes unos minutos, si estás tranquilo y crees que el "debate" nacional no te ha hecho perder todavía la cabeza, te invito a que la leas, hasta donde quieras; si lo haces, de antemano lo agradezco.
Hoy nuestro País me duele como nunca. Y me duele tanto porque lo encuentro más divido que nunca. Los mexicanos
visibles se encuentran bien atrincherados: "políticos", "intelectuales", "comunicadores"... atrincherados cada uno en sus inamovibles "ideas", en espera de lanzar o responder el siguiente golpe. Listos para lanzar otra piedra.
Hablando todos de defender a México mientras lo hacen pedazos. Alimentando en la gente el odio, el rechazo. Buscando adeptos para hacerse oír más fuerte, decir "somos más". Y en un país como el nuestro, tan lleno de necesidades, para cualquier "bando" no es difícil encontrarlos. Las voces prudentes, si las hay, se pierden en tanto barullo. ¿Quedará en la tribuna pública alguien capaz de ayudar a un Pueblo que se queda sin voz porque todos los que podrían brindársela están suficientemente ocupados en silenciarse entre ellos?
Y mientras, los
invisibles, los que sí somos la mayoría,
¿dónde estamos? Muchos, los más, apenas se enteran muy bien de qué va todos esto; sus preocupaciones son mucho más inmediatas: comer y vestir día a día. Y otros, los que tenemos esas prioridades resueltas, discutimos un rato, con mayor o menor intensidad, y luego nos cansamos... Y empezamos a ver el "espectáculo" como si fuese una película. Y eso nos sucede, al menos a ratos, porque definitivamente
no nos sentimos parte de esta historia. Y a pesar de ello,
¿podemos sentarnos y ver cómo nos quedamos sin País? ¿Dónde estamos todos?
De pronto me invade la necesidad de inventarme una cadena de correos electrónicos (la simple idea es metafórica, pues tendrían que ser casi correos
espirituales si quisiera que llegaran a todos los mexicanos que sé que están dispuestos a escuchar)... Un mensaje en cadena que fuese capaz de
despertar a una Nación. Un País que, estoy convencido, es mucho más que ese puñado de individuos que se arrebatan las miserias del poder que les otorgamos, individuos a los que habría que enviar al exilio, a alimentar el odio en otro lado.
Y nosotros empezar de cero.
Quisiera decir "pasa la voz, divulga este mensaje", pero me falta encontrarme una propuesta. No quiero quedarme en la nada. Quiero proponerme, proponernos, algo. De alguna manera, juntos, los privilegiados y los que han corrido con menos fortuna, tendríamos que
encontrar lo que nos une:
tenemos en común mucho más de lo que nos han contado. Tenemos en común un País y una Historia que son mucho más que odios y rencores.
Si de alguna manera pudiéramos acercarnos al Otro, al que piensa distinto de mí pero que comparte conmigo este País, y fuésemos capaces de, juntos, decirle a ésos, los visibles que hoy quieren confrontarnos: «Somos Uno... y te exigimos respetes nuestras ganas de seguirlo siendo; te exigimos que nos ayudes a estar más cerca porque solos no podemos, y para eso estás ahí -elegido por unos, por otros o por ninguno-... La posición que ocupas -una silla en el gobierno, un micrófono en un medio, una pluma ante la hoja en blanco- no es gratuita... Tienes un privilegio que yo no gozo, y que te permite, te obliga, a ayudarnos para ser un Uno más justo, más solidario. Negarte a cumplir esa misión es destruirte y destruirnos.»
Estoy seguro que medios para hacernos oír ha de haberlos. Exploremos y construyamos. Todas las ideas que pongan por delante el interés de todos, cuentan.