Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

lunes, 31 de marzo de 2008

T2F, F31

París. Aeropuerto Charles de Gaulle, terminal 2F, puerta F31. Alguna vez tenía que sucederme. (¿Habrá sido cosa de las leyes de la atracción, y producto de haberlo imaginado más de dos veces en un rato?)

Estoy esperando que en un par de horas inicie el abordaje del AF 1648, con destino a Barcelona. El AF 1348 despegó hace unos treinta minutos, y el asiento 24F iba vacío u ocupado con alguien que se benefició de mi retraso. Por más que el capitán del vuelo AM 05 (de México a CDG) pisó el acelerador, llegamos a nuestro destino media hora tarde. A esto hay que agregar todavía la aventura que significa aparcar la aeronave en este inmenso aeropuerto, lo cual obliga al pasajero a otra media hora de recorrido en tierra.

De nada sirvió el tiempo ahorrado gracias a la nueva laxitud de las autoridades migratorias de Francia, que desde hace unos días reducen la revisión de entrada a un vistazo en los pasaportes por parte de agentes policiales, justo a la salida del túnel que conecta al avión con la terminal. Dos pasos delante de dicha revisión, la amable responsable de conexiones me advirtió, primero en francés y luego en inglés, algo que en castellano equivaldría a “ya ni corra”. Cruzar de una terminal a otra y atravesar control de seguridad en cinco minutos era ya tarea imposible. De todas formas corrí: “No hay peor lucha que la que no se hace”, dicen las abuelas; pero, a unos metros de cruzar el arco de seguridad comprendí que era inútil. En una pantalla de plasma parpadeaba ya en rojo el terrible "Closed".

Así que ahora, con mi nuevo pase de abordar, espero el siguiente vuelo a Barcelona. Si todo sale de acuerdo con el itinerario, puede que llegue directo de El Prat a clase. Ya veremos.

domingo, 30 de marzo de 2008

T2, K 60

Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; sala K, puerta 60. En un rato estaré abordando el avión que me llevará de nuevo al viejo continente. Emociones encontradas sin duda. Cargado de ánimos y al mismo tiempo con la sensación de que no aproveché el tiempo lo suficiente. Pero creo que es normal. El tiempo, lleno de límites, nunca será suficiente para nuestros anhelos infinitos. Así que la sensación de insatisfacción es comprensible. 

Estas casi tres semanas fueron realmente intensas. Mucho por hacer y muy poco tiempo... Un esfuerzo por maximizar los designios de Chronos y compartir con familia y amigos, los que se pudo (sin duda lejos de los que quise; si Dios quiere en unos meses habrá oportunidad de recuperar encuentros y recompensar a con quienes quedo en deuda). Un intento también por recorrer esta ciudad y llenar la cabeza de imágenes para alimentar el espíritu y las reservas de motivación. 

Hacia el final de mi estancia en estas tierras, di casi por accidente con una caja llena de cuadernos de notas. Algunos de los últimos ratos libres los dediqué a hojearlos; intenté devorarlos. Pero el tiempo nuevamente se interpuso. Sin embargo, los vistazos fueron suficientes para acelerar algunas dimensiones de la revolución que llevo dentro. Me propongo compartir en las próximos días algunas reflexiones derivadas de tal descubrimiento. Por ahora, baste decir que, a minutos de abordar el AM-05, estoy emocionado; nostálgico, sin duda, pero con baterías suficientes para enfrentar los próximos tres meses y comenzar a estructurar lo que siga. 

Por lo pronto, gracias por acompañarme.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Por fin se me hizo!

La espera fue relativamente breve, sobre todo si se toma en cuenta la cantidad de gente que sigue acudiendo al Nomadic Museum instalado actualmente en el Zócalo del Centro Histórico del D.F. Salí de la estación del Metro Zócalo pasadas las tres de la tarde, y después de treinta minutos de cola accedí a la imponente estructura de bambú construida por el colombiano Simón Vélez. 

Cierto que la multitud que ingresa permanentemente al lugar puede ser considerado un obstáculo para contemplar las imágenes con detenimiento. Pero creo que, más allá de esa posible incomodidad (que se vive sobre todo al recorrer el primero de los dos largos pasillos de fotografías), la visita es una auténtica experiencia. 

La atmósfera -la tenue iluminación, las imponentes columnas de bambú, los corredores de madera, el agua enmarcando los pasillos, la música y los sonidos-, la obra de Colbert -tanto las imágenes fijas como las que se proyectan en movimiento-, y, sobre todo, las reacciones del heterogéneo público mexicano: viejos, jóvenes, niños; con más o con menos educación; con mucho, poco o ningún dinero; "educados" o no... Al final, todos hemos hecho juntos la larga fila de entrada y algo durante el recorrido nos une, independientemente de las diversas lecturas que hagamos de la exposición.

A través de correos electrónicos circulan algunas de las fotos que integran Ashes and Snow; otras pueden verse en la experiencia virtual que ofrece el sitio en internet del proyecto. Las imágenes son poderosas sin duda, y si bien el acercamiento digital no es equiparable a la experiencia completa, es al menos una oportunidad de imaginar y explorar.

martes, 25 de marzo de 2008

En Oaxaca (III)

"De los codos y rodillas de ramas que sobrevivieron al derrumbe de épocas remotas, continúan separándose ramas secundarias anquilosadas en una incómoda gesticulación. Nudos y heridas han seguido dilatándose, proliferando unos en excrecencias y concreciones, protuberando los otros con sus bordes desgarrados, imponiendo su singularidad como el sol en torno al cual irradian las generaciones de células. Y sobre todo esto, espesada, encallecida, creciendo sobre sí misma, la continuidad de la corteza que revela toda su fatiga de piel decrépita y al mismo tiempo la eternidad de aquello que ha alcanzado una condición tan poco viviente que ya no puede morir." 
Italo Calvino
En la década de 1970, el escritor Italo Calvino visitó Oaxaca y, como parte de su recorrido, hizo la obligada parada en Santa María del Tule. Quiso el azar -a través de un libro estratégicamente ubicado por mi madre en su refugio- poner a mi alcance algunas de las líneas que el célebre italiano dedicó al portentoso ahuehuete del pueblo, cuyo tronco hoy tiene ya más de 36 metros de circunferencia. Gracias al citado libro y al internet, he estado recuperando algunos fragmentos de la crónica de Calvino y descubriendo otros. La frase que me conmocionó es la que cierra el epígrafe de esta entrada. La leo una y otra vez. Y me da para mucho. No sé si a ti te diga algo, pero a mí, tras contemplar una vez más el imponente árbol del Tule, me estremece, me emociona.

lunes, 24 de marzo de 2008

En Oaxaca (II)

Viernes Santo. 13:00 horas. Estamos tomando el Eje 6, con destino a dejar el D.F. un rato.

13:43. Cruzamos la caseta de cobro para salir de la ciudad, rumbo a Puebla. Treinta y siete minutos más tarde estamos atravesando la caseta de entrada a la angelópolis.

Después de un rato de compartir camino con quienes viajan a Veracruz, pasadas las 15:00 horas, tomamos ya la desviación hacia Oaxaca.

Las horas de carretera se convierten en una extraordinaria oportunidad para redescubrir la inmensidad y belleza de este país. Un espectáculo.

17:28. "Bienvenidos a Oaxaca de Juárez". En ese momento nos "cae el veinte": no sólo es Viernes Santo, también es 21 de marzo, aniversario del natalicio de Don Benito.

17:59. Hemos cruzado la ciudad y, tras unos kilómetros adicionales de carretera, estamos ya en Santa María del Tule. Entramos a la calle de Sabino y nos topamos con el pequeño paraíso-refugio que se ha construido mamá. Nuestro paraíso durante al menos un par de días.

El resto de la tarde será para reencontrarnos con la capital oaxaqueña. Hacemos cuentas. ¿Cuánto ha pasado desde que estuvimos aquí? Cinco años, creemos. Muchas cosas lucen distintas. Sin embargo, Oaxaca sigue siendo -o es quizá más ahora que antes- una fascinante síntesis de nuestras contradicciones nacionales.

Entre Viernes Santo y Sábado de Gloria, a recorrer el centro. La Catedral coronada por una radiante luna llena. El kiosco y las frondosas copas de los árboles de la plaza. La música. El mercado. La comida: el quesillo, el mole, el chocolate, las tlayudas, los chapulines, los dulces. El ex-convento de Santo Domingo. Y claro, indispensable, como cada vez que uno está en Oaxaca, unas nieves afuera de la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad; esta vez, de mango, de tuna, de limón, de piña colada.







Domingo de Resurrección. Nos espera un largo regreso. Desayunamos una tlayuda con cecina adobada y unas enfrijoladas con tasajo.

11:15. Salimos de la gasolinera que está a las afueras del Tule.

17:25. Hemos atravesado Puebla; entramos al último trayecto de autopista. El camino va pesado pero, a pesar de mis cálculos, lo peor ya ha pasado. El tránsito fluye. Sólo una duda: ¿por qué nadie se siente digno del carril de la extrema derecha?

18:11. Cruzamos la última caseta antes de entrar a la Ciudad de México.

19:15. Estamos en casa. Para haber sido ocho horas (tres más que en el viaje de ida), se fueron volando.

domingo, 23 de marzo de 2008

En Oaxaca

Cada día que pasa lo reafirmo. México es un país hermoso: su gente, su tierra, su sabor, su aroma, su sonido... Y entre la polifacética belleza de este país, Oaxaca es un paraíso, no cabe duda. 

La visita fue relámpago pero sin duda suficiente para recargar energía recorriendo sus calles, disfrutando su comida, comprando su arte, contemplando su paisaje... Las ocho horas que hicimos de regreso (tres más que en el viaje de ida) pasaron rápido, la verdad. Muchas imágenes por describir, muchas ideas por compartir. Intentaré en estos días darme unos minutos para hacerlo.

jueves, 20 de marzo de 2008

De turista por el D.F. (III)

Todo, sin duda, tiene su lado negro. Me pensé mucho si publicar o no esta entrada. Pero al final, tengo claro que amo esta ciudad con sus virtudes y sus defectos, así que, ¿por qué no darle un espacio, aunque sea breve, a algunos de estos?
Las fotos que publiqué en la entrada anterior, sin duda dejan ver una pequeña muestra de la belleza que encuentran nuestros visitantes. Pero el emocionante recorrido en Turibús deja también a la vista algunas de nuestras desgracias. Una me atrapó en particular: nuestro terrible cableado público. En los últimos meses me he acostumbrado a las calles con alambrados subterráneos -que no son exclusivas del primero mundo, claro; tengo en mente el imborrable caso del centro de la ciudad de Campeche, como muchas otras que en nuestro país han empezado su "transición"-. 

En contraste con esas imágenes, el recorrido en el segundo nivel del Turibús, pone al viajero en contacto cercano no sólo con las ramas de uno que otro árbol, sino con la mismísima alta tensión. Más de un ocurrente ha ido dejando huella a lo largo del trayecto, lanzando al alambrado los audífonos que incluye el boleto, los cuales se unen al panorama que otrora incluía ya elementos tan sui géneris como los tradicionales zapatos colgantes.
Si bien muchos elementos kitsch se han convertido ya en parte de la estética de esta ciudad, valdría la pena pensarnos la forma de recuperar parte de su particular esplendor y renovar la expresión que usara tiempo atrás Alexander Von Humboldt, cuando se refirió a este valle como "la Ciudad de los Palacios".

miércoles, 19 de marzo de 2008

De turista por el D.F. (II)

Vistazo al Ángel de la Independencia

El Monumento a la Revolución (¿A poco no es como nuestro Arco del Triunfo?)

El edificio de la Lotería Nacional (disfrazado de ángel)

El cruce de Paseo de la Reforma con Avenida Juárez

El inigualable Palacio de Bellas Artes

La Catedral Metropolitana

Fachada del MUNAL y "el Caballito", en la Plaza Tolsá

Palacio Nacional (y al fondo, parte de la fila de gente para entrar al Museo Nómada)

La Torre Mayor, en Reforma

martes, 18 de marzo de 2008

De turista por el D.F.


En pleno día de relax nacional gracias al "Benemérito de las Américas", M, mi cuñado y yo, este lunes nos decidimos a turistear por esta hermosa ciudad. Tomamos el Turibús cerca del mediodía y nos dispusimos a gozar la ruta que este genial medio de transporte pone al alcance de turistas nacionales y extranjeros, así como de un buen número de capitalinos como nosotros.

El día estaba felizmente soleado y la ruta resultó una gran experiencia. Abordamos el autobús fuera del Museo de Antropología, así que nuestro recorrido siguió por Polanco, Chapultepec, retomó Reforma, la Colonia Juárez y hasta la Alameda en el Centro Histórico. Bajamos frente al hemiciclo a Juárez y caminamos hasta el Sanborn's de los Azulejos donde me eché unos deliciosos "tecolotes" (esa mezcla extraña de molletes con chilaquiles). Después de comer caminamos hasta la Plaza de la Constitución y ahí abortamos la idea de ver la exposición de Ashes And Snow, pues la fila estaba pa más de dar la vuelta al Zócalo. Ya será otro día. Abordamos nuevamente el Turibús, que terminó de recorrer el Centro y tomó de nuevo Reforma. Bajamos frente a la Torre Mayor, y caminamos a lo largo del tramo de Reforma donde se exponen obras de Leonora Carrington. Terminamos la caminata en la estación del Metro Auditorio, donde habíamos arrancado horas antes. Asoleados, cansados... y felices de gozar la capital como turistas...

Ya iré compartiendo algunas fotos.

sábado, 15 de marzo de 2008

viernes, 14 de marzo de 2008

jueves, 13 de marzo de 2008

Yao "Kirikou"


A 3 meses y 6 días de su llegada...

miércoles, 12 de marzo de 2008

Desde el aire... (II)

Llegar en avión a la Ciudad de México, en un día despejado, siguiendo la tradicional ruta desde Pachuca, ofrece sin duda una de las visiones más espectaculares de lo que significa "llegar a una ciudad". Quizá es una de las ventajas (entre todos los riesgos) de ser de las pocas ciudades que tienen el aeropuerto en medio de la mancha urbana, haciendo inevitable que el viajero tenga un primer acercamiento a su destino.

De entrada sorprenden su tamaño (realmente se vuelve inabarcable con la vista, y eso que uno no cruza ni la mitad de la megalópolis) y la extraña sensación de que uno corta literalmente el aire (esa densa capa de contaminantes que hace que los capitalinos confundamos con frecuencia el verdadero color del cielo).

Pero este aterrizaje en vísperas de la primavera, trajo unas vistas bellísimas. A través de la ventanilla pude ver mi casa y todos los lugares famosos que la rodean (el bosque de Chapultepec, el WTC, la Plaza de Toros, el Estadio Azul...). Siempre he dicho que los aviones dan la vuelta para enfilarse a la pista, cuando pasan sobre mi casa. Literalmente los he visto infinidad de veces. Y este martes, cuando llegaba, lo que más me gustó de ver mi barrio desde las alturas, fueron las jacarandas: los árboles plagados de sus hermosa flores moradas, claro anuncio de la primavera.

martes, 11 de marzo de 2008

Desde el aire...

Vaya viaje. De alguna manera hoy se cerró un círculo. La expresión, aclaro, no deja de ser muy relativa, pues en sentido estricto querría decir que uno está en el lugar del inicio, y en este caso nada más lejos de la realidad. Podría decirse que está uno cerca de ese punto de partida pero en otro nivel, como en espiral. Es claro, al menos para mí, por supuesto, que a lo largo de casi seis meses en Barcelona muchas cosas han cambiado. La lectura que hago del mundo dista mucho de la ingenuidad con la que partí. Las crisis existenciales y filosóficas se han ido sucediendo con diversas consecuencias en mi propia configuración personal, política y pedagógica. Estas estructuras renovadas han encontrado en este viaje que apenas inicia un singular corolario, una suerte de síntesis... en dos de las pelis que nos pasaron en el avión.

Primero Lions for lambs. Puedo asegurar que mi "crisis catalana" comenzó justo en la semana que vi esa peli (a finales de noviembre). Ahora no la vi completa por venir inspirado en el ordenador, pero hacia el final enchufé los audífonos y me topé con los tres diálogos que cierran cada historia y que, en esta segunda lectura, cumplieron un papel clave para ayudarme, en las dimensiones política y pedagógica, a sanar heridas o ideas que me venían agobiando y que no me lograba plantaer con una salida. La peli no me regresó al inicio ni borró mis inquietudes pero sí que me dio un aliento claro.

La segunda fue una película cuya existencia yo ignoraba por completo. Me animé a verla por la carita de su protagonista (aquel niño de Finding Neverland). Para imaginar esta peli propongo mezclar lo siguiente: una historia de love-at-first-sight; un culebrón animado (al mas puro estilo de Remy, Bel y Sebastian o Marco el de los Apeninos a los Andes... la clave es que sea una historia del tipo niño-busca-madre-y-se-cruzan-tanto-como-sea-posible-sin-saberlo); un personaje vagabundo al estilo Robin Williams (interpretado por él mismo ya de paso); un afroamericano dispuesto a ayudar al destino; buenas rolas con sonidos de moda y música que pueda chantejear al corazón; Nueva York como escenario... ¿El resultado? Explosivo dirás. Melodrama de llanto garantizado. Bueno, no sé si garantizado para cualquiera, pero de los 100 minutos que duró, yo habré estado chillando a moco tendido por lo menos una hora. Con esta peli se resume mi tercera estructura reestrcturada: la personal: no sé qué me haya pasado pero tengo las emociones más a flor de piel que nunca. Y me encanta.

¿La peli? Cierto! August Rush. Seguramente no es una "gran película", pero puedo decir que está ya en mi top 5.

A todo esto, casi lo olvidaba. Sí, tanta peli y un vuelo con tanto tiempo como para incluso redactar esta entrada (aunque será colgada más tarde, calro)... Sólo hay una explicación. Ando llegando a la mera "capirucha". Mi Ciudad de México. Un par de semanas de llenar los pulmones de aire (aunque sea contaminado, jeje.)

lunes, 10 de marzo de 2008

Hace casi 3 meses y casi 500 visitas...

Hace menos de tres meses que nació este blog. En un primer momento, como dice su encabezado, era un intento por acercarme a quienes estaban lejos. Pero no tardó en empezar a transformarse y cambiar sus funciones. De repente, como bien lo han dicho algun@s amig@s, la sensación fue incluso (y sigue siendo) la de estar más cerca que antes. Al mismo tiempo, pasó de ser un espacio "para los que están lejos", a un lugar "para los que quiero y me quieren", sin importar distancias, e incluido yo mismo.

Así, con el paso de los días el tono de las entradas ha ido cambiando constantemente, reflejo seguramente de mis propias transformaciones. Como me dijo alguien en un correo, estas cosas tienen su lado oscuro. Y así empecé a rozar las fronteras de la intimidad con ciertos riesgos. Pese a ello, creo que he logrado encontrar la clave: compartir tanto de mí como me nace (y como debería hacerlo más) con quienes quiero y me quieren... y cuidar amorosamente, como debe ser y como todos deberíamos hacerlo, aquello que me pertenece y que a veces ni yo me entiendo pero me alimenta.

De acuerdo con las tendencias que registra el contador de visitas, entre hoy y mañana probablemente se cumplan las primeras 500. Gracias por lo que a ti te toque en ese contador, sea mucho o sea poco. Lo cito sólo como un símbolo. El número me pareció significativo, es todo.

Y ahora, por unos días, el nombre de este blog se volverá paradójico, pues durante un par de semanas su contenido no será colgado desde Barcelona. Ya te iré contando.

Aclaración sobre el arranque del blog. La entrada más antigua que aparece aquí está fechada en diciembre. Sin embargo eso se debe a que hice trampa, pues el texto y la imagen que ahí aparecen fueron colgados realmente en enero. La fecha corresponde al día en que escribí el texto, que originalmente envié por correo electrónico.

domingo, 9 de marzo de 2008

El Principio Femenino

"[Las mujeres rurales del Tercer Mundo] no hablan simplemente como víctimas. Sus voces son las voces de la liberación y transformación que aportan nuevas categorías de pensamiento y nuevas direcciones para explorar.”
"La recuperación intelectual del principio femenino crea nuevas condiciones para que las mujeres y las culturas no occidentales se conviertan en actores principales en el establecimiento de una democracia de todo lo viviente, como fuerzas que contrarresten la cultura intelectual de muerte y prescindibilidad que crea el reduccionismo."
(Abrazar la vida, Vandana Shiva)
Ayer entre tantos pendientes no tuve oportunidad de publicar una entrada que me venía pensando días antes. La intención era simplemente aprovechar el Día Internacional de la Mujer, sólo como pretexto para reflexionar sobre ese principio femenino al que nuestra civilización se viene negando desde hace siglos. Por más que en el discurso tanto oficial como reivindicativo aparezcan llamados a ocuparnos del tema, parece que los principios que oprimen ese principio están tan enraizados que hace falta mucho más que palabras y buenas intenciones. Más que políticas de compensación ejecutadas muy a su manera desde ambos lados, haría falta ir a fondo y cuestionarnos con acciones esa dicotomía de género que simplemente nos separa. Cierto que habría que superar lo masculino como referente único, homogéneo; pero reconocer lo masculino y lo femenino como principios distintos no implica necesariamente enfrentarlos como elementos en conflicto, cual harinas de dos costales. La intención sería más bien reconocer su naturaleza complementaria, unificadora. Reivindicar ese principio femenino implica en el fondo mucho más que reivindicar una causa feminista... Nada más corto de miras que limitar las cosas a un asunto de género. Se trata de algo filosófico, cosmogónico. Y como tal, trae de la mano muchas otras reflexiones. A reserva de irlas compartiendo más adelante, por lo pronto abrazo desde aquí a todas las mujeres (y hombres) que quiero y que en los hechos conservan y promueven el valor de ese principio femenino.

jueves, 6 de marzo de 2008

Cambiando...

Navegando mis propias reflexiones sufrí un ataque de oscuridad excesiva y decidí que era momento de darle un poco más de luz a este ejercicio. Y puesto que lo único que permanece es el cambio, ¿por qué no habría de aprovechar el viaje e inyectar algo de novedad a este espacio de encuentro?

Entre lo nuevo, me he propuesto incluir entre los elementos de la derecha, una serie de vínculos a blogs con los que me he topado recientemente y que visito de vez en cuando. Eso de hacerse bloguero ha sido todo un descubrimiento. Con cuidado, y evitando el riesgo de alienarme con esto, reconozco que es gratificante conocer visiones sociales, políticas, literarias o simplemente cotidianas de otras personas que de pronto deciden poner algo de sí mismas a nuestro alcance.

Fragilidad ignorada

On and on the rain will fall
Like tears from a star like tears from a star
On and on the rain will say
How fragile we are how fragile we are
Sting

Se habla mucho de los efectos del calentamiento de la Tierra, de si es real o es pretexto político; incluso aceptando las evidencias, queda entender el uso que de ellas se hace en favor de tal o cual causa. Efectos ambientales, los hay sin duda. Repercusiones económicas, tan existen que han permitido poner el tema en la agenda.

Pienso en otro ámbito ahora. La idea que de nosotros mismos tenemos y nos construimos. Quiénes somos. Como humanidad, como seres humanos y como personas individuales. Estando tan lejos del milagro cotidiano de la naturaleza, la identidad se nos vuelve difusa. Confusa.

Y nos sentimos tan fuertes sobre la terra mater. Ciegos ante nuestra evidente fragilidad. Si acaso, a falta (todavía) de la gran cúpula que nos permita transitar las calles sin mojarnos, la lluvia todavía puede ser un recordatorio.

Pero, para colmo, hay sequía.

P.D. Como sabes, en Tras Alicia ando intentando explorar estas cosas. A algo he de arribar.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Las inventoras de la nostalgia

¡Qué lindas las venusinas!
Absortas y enamoradas.
¡Qué tristes las venusinas!
Perdidas de su bandada.
¡Qué lindas las venusinas!
Horacio Ferrer

Quiero pensar que todos lo hemos sentido alguna vez. Puede ser cosa de segundos, un huequito. Un espacio que de pronto sentimos vacío; en general, diríamos que se ha perdido algo, aunque muchas veces tenga variantes, ya sea porque el vacío sea aparente o temporal, o bien porque siempre haya estado ahí y, en sentido estricto, no represente pérdida alguna.

Mas, si bien tiendo a creer que a todos nos invade en algún momento, también me parece que hay en quienes la nostalgia habita de fijo. Y para quienes acostumbran ahuyentarla, descubrir el rostro de quien vive instalado en ella es casi siempre una invitación a socorrerle y salvarle de su "tormento"... Cuesta entender - y explicar- que la nostalgia puede, pese a lo que aseguren los diccionarios, separarse de la tristeza. Y el temor ante la falta de comprensión lleva a algunos a intentar ocultar su nostalgia; pero lo cierto es que, sin importar cuán grandes sean los esfuerzos, algo en la mirada les delata, al menos frente a quienes saben lo que la nostalgia significa.

En su Canción de las venusinas (música de Piazzolla, por supuesto), cuenta el poeta Horacio Ferrer que, después de pasar cien días -con sus cien noches- en Buenos Aires, las venusinas volvieron camino a Venus. Pero,

Algunas se demoraron y anclaron en Buenos Aires
perdidas de su bandada.
Son esas mujeres hondas, calladas, tristes y raras
que habitan esta ciudad,
y fueron las que inventaron los tangos y la nostalgia.

martes, 4 de marzo de 2008

La belleza

Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza.
Luis Eduardo Aute

Algo anda mal. No es que sea nuevo, ni mucho menos que apenas hoy me dé cuenta. Es sólo que de pronto los hechos se me plantan de frente, se juntan, se imponen, y obligan simplemente a denunciarlo; no es que decir algo cambie hoy las cosas, no es que haya nada especial en una nueva denuncia, no es que mi palabra espere aportar algo a las interrogantes de otros; no hay pretensión alguna; si acaso, como en tantas otras ocasiones, la necesidad de sacar algo. Ya hace unos días escribía que algo flota en la atmósfera. Y me resulta simplemente inevitable decir algo al respecto.

En medio de los temores, la esperanza. Tampoco digo nada nuevo si clamo por recuperar la capacidad de descubrir la belleza. Y digo descubrir donde podría sencillamente poner contemplar, pues no es que se encuentre oculta. Es sólo que la pasamos por alto. Pero no tengo duda, la belleza salva. Y además es inagotable. Se extingue quizá nuestra voluntad por reconocerla. Pero incluso en ese caso, dicha voluntad no tendría que ser vista como recurso no-renovable. Todo lo contrario.

Ahora, ¿que si cuesta trabajo, que se requiere esfuerzo, incluso sacrificio? Seguramente. Aun así, mi convicción es que merece la pena.

Envío supercalifragilisticoespiralidoso... Happy B'day bb! U know your present's gonna be there in one week. Love U.

sábado, 1 de marzo de 2008

Mis incongruentes ciudadanos

"Though so profound a double-dealer, I was in no sense a hypocrite; both sides of me were in dead earnest; I was no more myself when I laid aside restraint and plunged in shame, than when I laboured, in the eye of day, at the furtherance of knowledge or the relief of sorrow and suffering. [...] Man is not truly one, but truly two. I say two, because the state of my own knowledge does not pass beyond that point. Others will follow, others will outstrip me on the same lines; and I hazard the guess that man will be ultimately known for a mere polity of multifarious, incongruous, and independent denizens." Fragment from Henry Jekyll's full statmant of the case. (The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, by Robert Louis Stevenson)

"A pesar de ser un hombre de dos caras, en ningún sentido era un hipócrita, ambas partes en mi persona eran igualmente sinceras. No era más yo mismo cuando me mantenía aislado y sumido en la vergüenza que cuando trabajaba a la luz del día en busca del conocimiento o del alivio del dolor y del sufrimiento. [...] El hombre no es en verdad uno, sino en verdad dos. Y digo dos, porque el estado de mi conocimiento no pasa de ese punto. Otros seguirán, me superarán en algún momento en la misma dirección, y me atrevo a imaginar que el hombre será finalmente conocido por ser una mera comunidad de multifacéticos, incongruentes e independientes ciudadanos." Fragmento de la declaración completa de Henry Jekyll sobre el caso. (El Doctor Jekyll y el Señor Hyde, de Robert Louis Stevenson)

Muchos años ha que compré el pequeño ejemplar del Dr. Jekyll, que no tardó en quedar archivado. Por desidia o simplemente falta de ánimo suficiente para ello, su lectura -como la de tantos libros- había quedado en suspenso. No sé por qué decidí traerlo entre los textos que me acompañan desde México. Tal vez porque decidí meter unas cuantas novelitas breves, con el fin de ir matando esos espacios de ocio.

Quiso el azar -o el destino- que la mañana del sábado se me "antojara" echarle un vistazo. Y un par de horas después el caso estaba resuelto. La premisa de la obra es bien conocida y, quizá por ello, me sorprendió sobremanera la narración. Que una anécdota tan llevada y traída, tan contada, tan convertida en lugar común, me sorprendiera como lo hizo, fue emocionante por decir lo menos.

Pero la cosa se pone mejor cuando el conflicto del Doctor Henry Jekyll se me presenta justo en medio de esto que he llamado crisis. Justo cuando me interrogo sobre los choques de mi propia dualidad interior. Tengo claro que no será posible separar esas naturalezas que me constituyen, como anhelaba Jekyll. Entiendo que esa mezcla de "incongruentes ciudadanos" que me integran es indisoluble; por lo pronto, he tenido oportunidad de sentarlos a la mesa para que se aclaren y empiecen a buscarse un poco de equilibrio.

Evocación

Hay veces que sin aviso me invade la nostalgia por la niñez, por mi niñez. Una niñez que apenas recuerdo, que a veces siento existe en mi memoria sólo gracias a las fotografías con que se ha alimentado. En buena medida, mi única certeza de que aquello realmente fue, son esas imágenes y el testimonio verbal de quienes sí conservan algún registro en sus mentes. Aún así, aunque sea como intentando traer visiones de una peli de hace muchos inviernos, las evocaciones de esos días no dejan de ser emocionantes.


En esta imagen, dicen los que saben (o al menos eso recuerdo que dicen), estamos en una playa de Los Cabos. Al fondo, Marijo de la mano de Tithy y a lado de ellas mamá; a la derecha, papá con Rodrigo; a la izquierda, en primer plano, el responsable de este blog.

PD. Confusión, reinas en la mente por momentos. Pero los espacios que cedes a la claridad alcanzan para recuperar energía.