Si todo va de acuerdo con itinerario, cuando esta entrada se publique estaré volando rumbo a la Ciudad de México, con breve escala de conexión en Nueva York. Puedo imaginar el vuelo: escapará sin duda al menos un par de lágrimas. Una será de alegría, por supuesto: vuelo hacia ti bb, hacia buena parte de la familia, hacia entrañables amigos, hacia el mundo donde por más de tres décadas me he construido, al que inevitablemente pertenezco y al que quisiera aportar algo. Las causas de la otra lágrima son más difíciles de describir: puede que sea la nostalgia, la melancolía; la conciencia de cerrar un ciclo y dejar atrás un espacio-tiempo que resultó tan impredecible como apasionante.
¿Cómo medir el tiempo? ¿Cómo medir esta estancia en Barcelona? Quizá "medir" suena extraño, pero en el fondo es la idea que subyace en muchas de esas preguntas -bienintencionadas todas- que hará la gente en los próximos días.
¿En número de clases? ¿En aprendizajes concretos obtenidos durante el curso de doctorado? ¿En lugares visitados? ¿En gente conocida? ¿En días? ¿En número de piezas de equipaje para el regreso?
Es claro que lo que mejor ayudaría a "evaluar" lo que ha pasado de septiembre a hoy son solamente aspectos intangibles dentro y fuera de mí, de éste y del otro lado del océano. Intangibles e incluso indecibles, a falta de un vocabulario y una gramática que resulten medianamente satisfactorios.
Por eso, prefiero explorar una posible respuesta: ¿qué tal en amor?
Aviso Importante
A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!
martes, 1 de julio de 2008
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3 comentarios:
Son las 4:04...
Estoy pasando una de las noches más largas, y ésta canción se la dediqué al Mongo... y pfff que al darle click al video... inevitablemente he llorado.
Cambiando abruptamente de tema, que chingón que todo el asunto de las barcelonas haya sido tan valioso, me da gusto, mucho gusto.
Bienvenido a casa... amigo!
Te propongo algo. ¿Por qué no lo mides con el tamaño de la sonrisa que te provoca pensar en esa ciudad?
Saludos desde el sureste mexicano
Gracias JuanPa...
Gracias Amaya...
Entre sonrisas y lágrimas aquí voy, "aterrizando" poco a poco.
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