Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

lunes, 7 de abril de 2008

Pedagogía y optimismo

¿Cómo pueden perseguirse objetivos a largo plazo en una sociedad a corto plazo? ¿Cómo pueden sostenerse relaciones sociales duraderas? ¿Cómo puede un ser humano desarrollar un relato de su identidad e historia vital en una sociedad compuesta de episodios y fragmentos?
Richard Sennett, en La corrosión del carácter

Un día sí y otro también me encuentro con suficientes señales de lo mal que van las cosas. Y aquí estoy. Tratando de entenderme a mí, para ver si de ese modo consigo entender algo de lo demás para entonces... ¿Entonces qué? ¿Cambiarlo? ¿Mejorarlo? Lo primero suena ingenuo, si se quiere, pero comprensible; también inútil, quizá, si tomara ciertas direcciones. Lo segundo ya suena más duro, pues implica una valoración simple pero contundente: algo está mal y merece ser de otro modo, según los parámetros que para el transformador dictan lo que puede que esté bien.

O quizá no. Quizá mejorarlo no significa necesariamente hacer algo "más bueno" o "más cercano al bien"; quizá algo mejora simplemente cuando parte de una comprensión más completa, o cuando consigue construirse desde una realidad más incluyente.

De pronto uno se siente poca cosa como para dictar cuando "más" es "mejor" o cuando "menos" es lo que hace falta. Pero tan poca cosa es uno como el otro que no ceja en imponer sus criterios así que, ¿qué se pierde?

Lo cierto es que estas señales de un día sí y otro también, me inquietan pero me alientan. Más de una vez lo he dicho: el día que sólo me habite el fatalismo, el día que el pesimismo gane la batalla, podré dedicarme a cualquier otra cosa, pero es claro que habré de alejarme de la pedagogía y cualquier aspiración "educadora".

Y por el contrario: mientras late en mí, como hoy y como cada día con más fuerza, la idea del optimismo, la confianza en mujeres y hombres a pesar y más allá de las señales chocantes; mientras esa esperanza persista, más me asgo de esta extraña (pretenciosa dirán algunos) vocación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El tema de tú seleccionado epígrafe, acompañado de tus reflexiones, es un tema obsesivo que comparto también, en el fondo de nosotros siempre lucha la certeza de que todo, empezando por nosotros mismos "puede ser mejorado" y la "experiencia" también habitual de que parece ser que no es tan fácil de lograrlo, todo esto sazonado con la pregunta fundamental ¿a que llamo mejorar y a que no? En lo personal creo que si me queda claro donde quiero mejorar yo y donde quiero contribuir a que los demas mejoren, pero el desaliento y el desánimo por mis continuados fracasos no es fácil de ser superado... Sin embargo siempre acabo por encontrar "luces de la trascendencia" cada día..Hoy la encontré en tus reflexiones..que son siempre estimulantes..Un abrazo de Papa!!