Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

martes, 29 de abril de 2008

París no existe (II)

Decía la última vez que venía llegando de recorrer varios lugares identificados con un mismo nombre. Te cuento un poco.

Con Andrea y Pam, estuve en un lugar llamado París, que aparece en libros, películas, anuncios, postales y, sobre todo, en guías para viajeros. Es un lugar impresionante, que afortunadamente ya tenía el gusto de conocer. Recorrí una vez más algunos de sus rincones, lo contemplé desde lo alto del Sacre Coeur, disfruté de las luces de su Torre Eiffel, me maravillé como siempre con la majestuosidad de Notre Dame...

Acompañado por Jimena y Benji, descubrí un lugar llamado París donde se come delicioso; donde crecen barrios pintorescos -ya sea por su armonía, por su diversidad o por su arte urbano; donde se charla con calma y se crece con afecto...

De la mano de Jimena, en particular, conocí un lugar llamado París donde ella vive, crece, se reinventa y brilla intensamente. En ese lugar, mi hermana y yo conversamos como nunca, reiteramos nuestro amor como siempre y nos descubrimos más cerca. Ese lugar hoy se llama París pero cualquier día puede cambiar de nombre y conservará sin duda su esencia, no tengo duda...

No logré reconocer el París que en otras ocasiones me ha movido el corazón, pero comprendí que ese París está por lo pronto en México. Ese París permaneció, pues, oculto durante este viaje. (Gracias a imágenes que se encendían al cruzar ciertas calles, al mirar ciertos paisajes, entendí, amor, que París no es lo mismo sin ti.)

Y al final, en la hora previa a mi partida, caminando por el Jardin des Tuileries y después sobre la Avenue des Champs-Élysées, se me reveló un lugar llamado París que me estremeció: un París que sintetiza todas las paradojas existenciales que me han acompañado en los últimos meses: su jardines producto del diseño armónico, sus aparadores incitando a las multitudes, sus grifos de agua desbordados, el esplendor del progreso, ningún residuo a la vista...

Por ahora, conservo las imágenes de los lugares llamados París que alimentaron el alma. Y dejo para después -quizá para cuando mis trabajos anden más avanzados– algunas reflexiones sobre el París estremecedor.

1 comentario:

JuanPop dijo...

Hey, te lo pasaste muy bien!!... que bueno!!! quisiera ponerte una foto de mi Elmo esn París, pero el blogger no me deja!! está medio chafa!! en fin... hagamos algo, ve a mi blog y lo encontrarás jaja...