Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

martes, 1 de abril de 2008

En medio de un hola y un adiós

Pensando en Rodrigo (y reconociendo que el título de la entrada se lo tomo prestado)

Más sensaciones paradójicas. Esta vez, sé que más de uno entenderá mi sentir (pienso en especial en mis hermanos Rodrigo y Jimena, y en mis amigos Luis Pablo y Alejandro). Es evidente que mi hogar en toda la extensión de la palabra está en México. Es evidente que los últimos veinte días fueron emocionalmente intensos por todo lo que representa volver a casa por un rato. Y es evidente que cuando, hace tres semanas, viajaba rumbo al DF, la alegría era inmensa e indescriptible.

Pero ayer, desde la ventanilla 24F del Airbus 321 de Air France, cuando la aeronave bordeaba el Mediterráneo como parte de su aproximación a El Prat, contemplé Barcelona y la sensación fue extraña: era otro "volver a casa". Y no lo entendí de entrada.

Cuando llegué a la estación de Sants todo comenzaba a reacomodarse. Y minutos más tarde, cuando caminaba ya hacia la Residencia donde vivo, las cosas estaban más claras. Me di cuenta que, de alguna manera, Barcelona ya es parte importante de mi historia. Lo comprendí quizá estos días, mientras estuve en México. Barcelona circula en las venas a través de todo lo que me ha renovado: a través de lo que me ha permitido acercarme a mí mismo y los sueños que con ello me ha permitido recuperar.

De pronto comprendo que en este contexto la nostalgia se me vuelve nota constitutiva. Y vienen a mi alma palabras que apenas mi hermano Rodrigo escribió en un mágico comentario, a partir de la entrada que publiqué el domingo desde el Aeropuerto de México. Hablabas, hermano, de ese "estar en medio de un hola y un adiós", añadiendo que "de eso se trata el vivir"; no puedo sino estar absolutamente de acuerdo. Te quiero hermano.

P.D. Pese a los cambios de itinerario y la larga espera del equipaje, logré llegar (aunque fuera un poco tarde) a clase. A las nueve de la noche estaba de vuelta en casa, dispuesto a dormir para reajustar un poco el horario. Hoy, martes, es medio día y creo que el jet lag está superado.

No hay comentarios: