"Though so profound a double-dealer, I was in no sense a hypocrite; both sides of me were in dead earnest; I was no more myself when I laid aside restraint and plunged in shame, than when I laboured, in the eye of day, at the furtherance of knowledge or the relief of sorrow and suffering. [...] Man is not truly one, but truly two. I say two, because the state of my own knowledge does not pass beyond that point. Others will follow, others will outstrip me on the same lines; and I hazard the guess that man will be ultimately known for a mere polity of multifarious, incongruous, and independent denizens." Fragment from Henry Jekyll's full statmant of the case. (The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, by Robert Louis Stevenson)
"A pesar de ser un hombre de dos caras, en ningún sentido era un hipócrita, ambas partes en mi persona eran igualmente sinceras. No era más yo mismo cuando me mantenía aislado y sumido en la vergüenza que cuando trabajaba a la luz del día en busca del conocimiento o del alivio del dolor y del sufrimiento. [...] El hombre no es en verdad uno, sino en verdad dos. Y digo dos, porque el estado de mi conocimiento no pasa de ese punto. Otros seguirán, me superarán en algún momento en la misma dirección, y me atrevo a imaginar que el hombre será finalmente conocido por ser una mera comunidad de multifacéticos, incongruentes e independientes ciudadanos." Fragmento de la declaración completa de Henry Jekyll sobre el caso. (El Doctor Jekyll y el Señor Hyde, de Robert Louis Stevenson)
Muchos años ha que compré el pequeño ejemplar del Dr. Jekyll, que no tardó en quedar archivado. Por desidia o simplemente falta de ánimo suficiente para ello, su lectura -como la de tantos libros- había quedado en suspenso. No sé por qué decidí traerlo entre los textos que me acompañan desde México. Tal vez porque decidí meter unas cuantas novelitas breves, con el fin de ir matando esos espacios de ocio.
Quiso el azar -o el destino- que la mañana del sábado se me "antojara" echarle un vistazo. Y un par de horas después el caso estaba resuelto. La premisa de la obra es bien conocida y, quizá por ello, me sorprendió sobremanera la narración. Que una anécdota tan llevada y traída, tan contada, tan convertida en lugar común, me sorprendiera como lo hizo, fue emocionante por decir lo menos.
Pero la cosa se pone mejor cuando el conflicto del Doctor Henry Jekyll se me presenta justo en medio de esto que he llamado crisis. Justo cuando me interrogo sobre los choques de mi propia dualidad interior. Tengo claro que no será posible separar esas naturalezas que me constituyen, como anhelaba Jekyll. Entiendo que esa mezcla de "incongruentes ciudadanos" que me integran es indisoluble; por lo pronto, he tenido oportunidad de sentarlos a la mesa para que se aclaren y empiecen a buscarse un poco de equilibrio.
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