Desde que empezaron a correr los créditos finales me quedé con una interrogante en la cabeza. Es claro que el deterioro de nuestro hogar está en curso. Parece claro que, al ritmo que llevamos, el desolador escenario ficticio que habita Wall-E no está muy lejos de la realidad. Pero, ¿es probable que, ante semejante crisis, tengamos el coraje de hacer a un lado nuestras comodidades y reconquistar nuestro planeta? Los habitantes de Axiom despiertan con una velocidad envidiable y, pese a la confusión generada por la pérdida de confort, deciden seguir a su capitán en la ardua tarea de hacer vivible la Tierra. ¿Tenemos ahora mismo el valor, la decisión, la voluntad, suficientes como para poner las cosas en su sitio? Y enfatizo el ahora mismo, pues no creo que hagan falta 700 años lejos de casa para valorar lo que estamos perdiendo. Si hemos de renunciar a parte de nuestras fatuas banalidades, ¿por qué no desde ahora?
Aviso Importante
A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!
domingo, 7 de septiembre de 2008
¿Será posible?
Al fin –tardíamente, pero al fin– vi Wall-E, la más reciente producción lanzada por Pixar a las carteleras. No hay mucho que pueda agregar a lo que ya tantos han dicho: una extraordinaria película, impecable, entrañable... Que confronta, que mueve lo que llevamos dentro: emociones, pensamientos... La estética del abandonado planeta Tierra es poderosísima; de una textura deliciosa. ¿El conflicto? Intenso, potente. ¿Y el modo en que se desencadena su resolución? Legítimo, válido, posible... ¿probable? No lo sé.
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