Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

jueves, 20 de noviembre de 2008

Tres notas sobre este jueves

Un día simplemente intenso. Lleno de cosas. Supongo que así serán ya los tres que me restan. Muchos pendientes todavía por atender aquí. Varias cosas por enviar al trabajo en México. También uno que otro encargo, para variar. Y esta necesidad inmensa de extender un poco algunos de los instantes que aún quedan. Del caudal de cosas que me ocuparon hoy, comparto aquí tres que son dignas de este espacio. 

Los malos...

Al salir de casa tomé mi diario ADN y, como siempre, empecé por la última página, con la columna The End. El texto de Mariola Cubells, titulado Malos que te rodean, me pareció impecable y de inmediato me dije: esto va pa' el blog. Como no me atrevo a editarlo, lo comparto completo. Advierto que aparecen algunas referencias a hechos concretos que han tenido mucha difusión por acá, pero creo que su contenido es perfectamente claro. (Puede leerse el texto en su fuente original, aquí.)
Quizá nunca les leyeron cuentos de niños. Y por eso son malos. Tienen el alma de acero alemán y las entrañas podridas y enrevesadas. Quizá nadie les besa, ni pueden acurrucarse nunca en ningún regazo. Y por eso un día queman a una mendiga en un cajero automático y sonríen incluso cuando les condenan y otro día le revientan el corazón al joven Álvaro en la puerta de la discoteca en la que trabajan y luego se van a la casa lóbrega en la que viven y sienten que el mundo es un lugar más seguro con ellos.

Son malos. Y lo pueblan todo, los rascacielos y las praderas, los despachos y las ventanillas, y ya ven, las puertas de las discotecas, y las entrañables veladas familiares. Una los puede tener al lado y no percatarse porque saben esconder la bilis, amagar la ira, no hacerse notar. Pero si te fijas los puedes descubrir, porque nunca dejan pasar el sol de lo opacos que son. Nunca rozan la belleza como decía Aute, y su mirada es turbia. Pero te has de fijar, si no, nada.

No están en las películas, ni en la literatura, están en tu vida, y en la de los tuyos. A veces también dañan de muerte a un bebé rubio inglés de 17 meses, o violan y machacan a una niña ecuatoriana de siete. A veces son mujeres, ricos, adolescentes, pobres, ateos, feligreses, y a veces son casi niños. A veces adulteran la leche en China para hacerla más rentable. Tampoco creo que nadie les cantara de pequeños, ni creo que lean nunca poesía, ni que oigan sinfonías ni boleros. Quizá los tengas al lado.
Quizá lo que más me gustó del texto es la salida implícita. Esa estrecha relación —fundamental, me parece— entre el bien y la belleza. Y hablando de belleza, leía yo este texto mientras buscaba un lugar donde inspirarme para escribir y perderme un rato escuchando música en mi iPod. En esas andaba cuando me topé con...

Un complot musical en el parque...

Aprovechando que no está muy lejos de casa, me lancé al Parque Güell para perderme un rato en sus veredas y escribir bajo la sombra de sus árboles. Los espacios más populares del parque, como siempre, estaban hasta el gorro de turistas. Pero siempre es posible encontrar lugares de paz entre la vegetación. Y mientras encontraba dónde instalarme, escuchaba un poco de los muchos músicos que acostumbran ubicarse en el parque: bossa nova, trova, étnica, acordeón... Y en una de esas vi a un solitario sujeto acariciando suavemente su guitarra. Me senté a unos metros, para escribir unas cuantas líneas escuchándole. En cosa de segundos, se arrancó con una mítica canción de Serrat... 


La canción me emocionó por muchas razones. Comprenderás que a unos días de mi viaje a México, después de tantas cosas, transformaciones y resurrecciones vividas en el interior de quien te escribe, la canción haya resultado especialmente poderosa. A unos cuantos días de... volver. 

El sujeto acabó su melodía y se acercó a él un matrimonio, que al parecer había escuchado hablar del joven músico. Resultó que eran compatriotas, de la Argentina. Cuando la pareja se alejaba, el cantante hizo sonar en su guitarra una canción emblemática de su patria...


Cuando terminó, me puse de pie para buscar otro lugar, pues me sentí incapaz de seguir enfrentando el complot musical que se orquestaba en mi contra. Mientras caminaba, recordé otro tango. Uno que no viene mucho al caso con estas reflexiones, pero que descubrí apenas ayer, gracias nuevamente a la conciencia que está desarrollando mi reproductor de MP3. Por eso...

... pa' rematar, mi iPod dice: "Confesión"

Así se llama este tango de Enrique Santos Discépolo y Luis César Amadori. La versión que yo tengo aparece en el disco Tango Bar, y está a cargo del grupo de Raúl Jaurena. Nunca había escuchado tan tremenda canción. Al menos no que yo recuerde. Pero ayer, cuando el modo aleatorio del aparetejo la puso, me quedé maravillado por la pasión y la locura de su letra.
¡Sol de mi vida!...
fui un fracasao
y en mi caída
busqué dejarte a un lao,
porque te quise
tanto...¡tanto!
que al rodar,
para salvarte
solo supe
hacerme odiar.
La letra completa es desgarradora, fascinante. Al buscar una versión en la red para compartirla, descubro que, además de la grabación clásica con Carlos Gardel, existen algunas versiones interpretadas por Enrique Bunbury, la mítica voz de los Héroes del Silencio. 

2 comentarios:

Luna Quisan dijo...

mmmm Ahora entiendo por que son malos.. pero... mas bien, leyendo el texto me queda la reflexión de que entonces hay muchos papás malos de los cuales sus papás fueron malos y asi sucesivamente, ya que, los hijos se volvieron malos por falta de atención, cariño, amor... entonces... es una gran cadena, no mas bien dicho, es una epidemia de malos!!... Ahora comprendo la psicologia del malo y me da tristeza, pero sé que no debo compadecerlos por que son malos y me hacen daño, creo que soy alergica a los malos. No mas bien creo que ya ando cantinfleando. Disculpe usted joven Ernestititittitito tal arrebato, a estas horas mis manos hacen lo que quieren.

Pd. Me agradó el complot musical.. pero confieso que fue inevitable no pensar en el peje.. ja ja! Ah dormir! besos

ErnestoPC dijo...

Pues ya lo sabe lunita... por lo pronto, usté no deje de contarle cuentos a su pedacito de luna, eh!

pd. el complot musical sigue haciendo de las suyas desde el iPod jeje un beso!