La primera ficha estaba siendo disputada por un puñado de ocurrencias de los últimos dos días, y mientras discutían, les ganó el lugar una vez más una melodía desde el iTunes. La reproducción aleatoria quiso ponerme en los oídos parte de la banda sonora de La Misión (1986), compuesta por Ennio Morricone. Reconozco que si no hubiese sido el azar, igual hubiese llegado, pues la a secuencia en concierto de los temas más representativos de la partitura está también entre mi música optimista.

La secuencia final es sin duda uno de los momentos más estremecedores registrados en mi memoria fílmica, y la música que acompaña el avance de Jeremmy Irons y la comunidad guaraní (“En la Tierra como en el Cielo”), se ha transformado en uno de esos fragmentos de lo que considero mi “himno universal”. (Increíble. El sólo escribir esta frase, ha convocado a otros fragmentos de ese himno que ya están tomando su ficha.)
Yo tenía entre 10 y 11 años cuando salió la película, así que mi primer contacto con las notas que la acompañan no se dio en la sala de un cine. Se presentó conmigo en 1987, en un comercial de televisión que, con el citado tema de fondo, invitaba a una exposición sobre imágenes de la Virgen de Guadalupe en el Centro Cultural Arte Contemporáneo de la Ciudad de México, sobre el cual volveré más adelante.


Una más. Recibir el 2005 en Iguazú. El recorrido por las cataratas. Ahí no hay palabras, por eso recupero algunas "vistas".
En fin, el tiempo ha ido añadiendo imágenes a las notas y hoy se trata de una de las piezas más poderosas que hay en mi audioteca.
Remate sobre el CCAC. Al recordar aquel anuncio me entró la obsesión por reconstruir la historia de aquel museo que mucho prometía en su tiempo y que se convirtió en triste metáfora de muchas historias contemporáneas. Abierto hacia 1984, no logró cumplir siquiera sus 15 primaveras. Su sospechoso padre, Televisa, pronto se dio cuanta que valía más venderle que alimentarle. La última noticia que encuentro del edificio es de 2006, y me sorprendo tratando de ubicarme ahí y ver qué ocupa ese espacio. Si alguien me sabe dar razón, sepa que habrá contribuido a saciar una de esas obsesiones que sin explicación a veces nos invaden. Termino: Es curioso que si uno busca en la red información del centro en cuestión, todavía muchas páginas lo incluyen en la lista de atractivos de la capital mexicana.
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