Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

domingo, 27 de enero de 2008

How do you do!


Pensando en mis amigos, y en particular en Zorus, confesa lectora asidua de este blog.

Hay canciones cuya letra, de tanto oírlas, se nos pierden como en un banco de niebla. Están ahí, a la mano, pero se nos esconden. Algunas las hemos cantado, otras tarareado. Muchas veces hemos repetido palabra tras palabra, sin detenernos a saber de qué estamos hablando. A veces el idioma se interpone, pero incluso en esos casos llega a ser más por pereza que por auténtica ignorancia. En ocasiones sí que hemos hecho "click" con la letra en cierto momento de nuestras vidas pero, a costa del paso de los días, hemos llegado a incorporarlas como si fuesen las tablas de multiplicar y hemos dejado que se queden vacías.

Pero también suele suceder que un día esa misma canción se pone frente a nosotros y decide revelarse (en una decisión que también implica rebelarse). Y adquiere sentido por primera vez (o quizá por enésima cual primera vez). Y si hasta entonces la canción ya era pretexto para trazar una sonrisa en el rostro, a partir de ese momento se convierte en motivo para enaltecernos y extender la sonrisa al alma.

En las últimas semanas eso me ha ocurrido con varias canciones. Con mayor o menor conciencia, he dejado que se rebelen/revelen. Y conforme lo hacen, son incorporadas a esa lista de canciones optimistas del iPod de la que hablé el viernes.

Cito un ejemplo paradigmático... La canción siempre me ha gustado, no en vano en el iTunes del portátil aparecen ocho versiones distintas, de las decenas y decenas que seguramente se han grabado a lo largo de la historia. La primera versión, la emblemática, fue grabada en 1967 por Louis Armstrong, y llegó a mí en el 95 a través de la banda sonora de "12 Monkeys". Sin duda es una interpretación insuperable y no tiene siquiera sentido que la mida contra el resto.

Eso no quita mérito al resto. Entre las que tengo, hay al menos tres muestras a las que algo les distingue e invita a escucharles como piezas únicas y valiosas en sí mismas. Ya sea el toque maternal que le imprime Celine Dion en el contexto de aquel disco de canciones de cuna; la chispa de Tony Bennett y k.d. lang en su disco homenaje a Satchmo; o el mágico encuentro que construye Israel Kamakawiwo'ole entre el "mundo maravilloso" y aquello que se esconde "al final del arco iris".

¿No he dicho de qué canción hablo? Seguro ya lo sabes: "What a Wonderful World". Una frase en particular fue la que se me reveló/rebeló esta semana:


I see friends shaking hands,
sayin' "How do you do"
They're really sayin': "I love you"


¿Hace falta que explique algo?



Nota final para mis amigos: Tan basta es mi biblioteca musical en el ordenador, como pobre es el disco duro en fotos con mis amigos. Ilustrar esta entrada fue una labor más ardua de lo que puede parecer. Inevitable e injustamente muchas amistades no están aquí representadas visualmente. Anyway, let me tell you: "How do you do!".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Eres,
Después de leer tu blog termino agradeciendo a Dios y al Universo la oportunidad de compartir, en espacio y tiempo, mi existencia junto a personas como tú.

Una palabra: Gracias.
Dos palabras: Te extraño.
Tres palabras: Te quiero mucho.
Cutaro palabras: Tu amistad me engrandece.
No dejes de escribir!!!

Cess dijo...

Estimado, qué gusto da leerte y saber que estás muy bien. Es agradable, emocionante e interesante reflexionar contigo a la distacia. Un abrazo a la mexicana. César (che...sarín)