Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

miércoles, 9 de enero de 2008

La W sin Aristegui

Lo reconozco en voz alta: la salida de Carmen Aristegui de la W, me entristece enormemente.

Cuando el viernes 4 descargué su programa como hacía diario desde que llegué a Barcelona, la escuché y desde lo poco habitual de su saludo me estremecí. Más tarde, cuando descargué su última hora de transmisión y la escuché, en varios momentos me emocioné hasta las lágrimas. (Yo sé que emocionarme hasta ese punto no es difícil, pero nunca me había pasando escuchando las noticias.) Las despedidas de sus compañeros hablaban por sí mismas. Desde un siempre contundente y claro Francisco Javier González, hasta un sorprendido y titubeante Jaime Albarrán, pasando por una entrañable Edith Gómez; en sus respectivos espacios siguieron desde Javier Poza hasta el equipo superviviente del Weso.

El luto ha seguido por días. Voces, sobre todo Plumas, que en muchos temas trascendentes suelen discordar fuertemente, estos días han aparecido unánimes en reconocer dos cosas: la enorme aportación que Carmen ha venido haciendo al periodismo mexicano y lo negativa que resulta su salida –esperomos temporal- para el equilibrio en la radio mexicana.

Recupero como muestra algunos fragmentos:

Katia D’Artigues, El Universal, 7 de enero. “Malas noticias primero. Como much@s, ando huérfana de noticiario matutino. Era un noticiario con muy buenos resultados de audiencia y también comerciales (algo que le faltó a José Gutiérrez Vivó, por ejemplo), dirigido por una periodista llamada Carmen Aristegui con agenda plural y mucha credibilidad. Entonces, ¿por qué sale del aire y una estación de radio —la XEW— decide no renovarle el contrato? ¿No suena ilógico, como balazo al pie? […] En fin. Elegante, Carmen decidió no dar entrevistas, anunciar con voz entrecortada que su plan para hoy, lunes en la mañana, era llevar a su querido Emilio a la escuela y escribir un artículo sobre la libertad de expresión.”

Miguel Ángel Granados Chapa, Reforma, 6 de enero. “[…] como nadie en los medios electrónicos, Carmen Aristegui encaró con dignidad y acusado profesionalismo los dilemas que ha planteado la crispación social presente en México desde 2005. Para los intereses dominantes en la comunicación y el poder político, la gallarda posición y la radical independencia de la periodista resultaban, ésas sí, incompatibles con su propósito de alinear la información de gran alcance a una visión conformista de lo que ocurre en nuestro país.”

Guadalupe Loaeza, Reforma, 8 de enero. “Algo que me maravillaba de la forma en que Carmen daba las noticias aparte de su objetividad era el respeto que siempre le manifestaba a su amplísimo auditorio. Nunca le sentí un tono paternalista, impositivo, ni mucho menos amarillista. Cuando se equivocaba, de inmediato reconocía su error; siempre estaba abierta para darle voz a aquellos que exigían una réplica respecto ya sea a denuncias o a dichos emitidos por algunos políticos; cuando analizaba un tema político o social, procuraba ir, invariablemente, hasta sus últimas consecuencias sin importarle el tiempo que le tomara; […] pero de todo lo anterior lo que más me llamaba la atención de Carmen era que en un país donde reina el fatalismo, el conformismo y el arribismo, ella fuera tan valiente. Por más que colaborara en una empresa como Televisa o Prisa, dos consorcios poderosísimos, jamás hizo a un lado sus convicciones, jamás optó por una actitud acomodaticia y jamás se contaminó por una línea editorial contraria a la suya propia.”

Salvador García Soto, El Universal, 5 de enero. “¿Por qué una empresa que tiene una barra de noticieros exitosa decide de pronto desmantelarla? ¿Cuál es el cálculo de despedir a conductores de renombre y que además le generaban a la empresa importantes ventas, para sustituirlos con espacios inocuos y conductores monótonos? ¿Cómo se decide fracturar, justo a punto de relanzarlo, al que dicen es su “programa estelar” y su “gran apuesta”? ¿Es totalmente casual que se deshagan de periodistas críticos y cancelen espacios donde se ejercía la crítica al sistema y al gobierno? Lo que en un principio parecieron hechos aislados o producto de “torpezas”, “descuidos” o “impericias” de sus directivos, podrían cobrar otro sentido y configurar un patrón que apunta claramente a una estrategia de desmantelamiento deliberado de un proyecto radiofónico que se fue volviendo incómodo para algunos sectores sociales y del gobierno.”

Germán Dehesa, Reforma. 7 de enero. “[…] los Reyes me han traído este año otro regalo nefasto: la desaparición del cuadrante radiofónico de mi amada Carmen Aristegui, para mi gusto, la voz más libre que quedaba en la radio mexicana.”

Germán Dehesa, Reforma, 9 de enero. “No entiendo. El grupo PRISA surge de una memorable aventura del derecho a la información en España; aventura que culmina con el periódico "El País" tan notable por tantas cosas, una de ellas su apertura informativa y su respeto a todas las voces. […] Ahora nos traen la noticia de la salida de Carmen Aristegui. Las razones que aducen para esto son todo lo contrario; son las sinrazones de la mentalidad franquista y las babosadas de aquél que sabe que no tiene por qué darle explicaciones a nadie. La empresa así lo decidió y a los macehuales sólo nos toca callar y obedecer. Olvidan que se trata de una concesión para dar servicio a la comunidad y que ésta ya no se halla en plan de callar y obedecer; queremos explicaciones razonadas, o en su caso, la reinstalación de Carmen, o lo que ella considere conveniente. Lo primero que tienen que saber los encomenderos hertzianos es que Carmen no está sola y que cada vez seremos más los que salgamos en defensa de sus derechos que son también los nuestros. Mi cuatacha Denise Dresser ya sacó también la armadura y la lanza y se dispone a dar la ruda batalla contra los dragones con PRISA. Creo que es deber de todos los verdaderos ciudadanos salir en defensa de todo lo que Carmen representa

Alvaro Cueva, Milenio, 6 de enero. Habrá sido por el vigor de Carmen, por la dualidad de administraciones o por lo que usted quiera, pero la señora Aristegui construyó un programa de radio increíblemente bueno y potente. […] El viernes pasado, Carmen Aristegui sorprendió al público despidiéndose al aire por diferencias editoriales con su empresa. […] Carmen Aristegui, como muchas figuras que usted conoce y admira tanto como yo, pertenece a otra escuela, pelea sola, no pueden jugar a hacerle la chamba a alguien más ni a doblar las manos para que el noticiario estelar se lleve las exclusivas que ella podría conseguir más rápido y mejor. Lo que sucedió el viernes pasado en W Radio es más importante de lo que parece, fue un choque más entre lo corporativo y lo individual, algo que también tiene que ver con las batallas que usted y yo libramos todos los días, algo como para ponerse a pensar largo y tendido.


Con frecuencia no coincido yo mismo con algunos de los columnistas que aquí aparecen. Sin embargo, no dejo de leerlos siempre que puedo, porque creo en la pluralidad. Y es eso lo que admiro desde hace mucho tiempo en Carmen. Su capacidad de ser una ventana para voces distintas. La forma en que encarna la pluralidad en un México tan complicado. No voy a decir que admire su objetividad, pues siempre he creído que eso no existe en el periodismo más que como aspiración o tendencia. Pero es que incluso en esa aspiración, su conducta ética, el ejercicio cotidiano de su labor, daba muestra de una búsqueda incansable por permitir que se escuchen todas las voces y dejar que quien la escuchaba se construyera una verdad propia.

Cierto es, como dijo Brozo a Loret de Mola en Radio Fórmula, que muchos están aprovechando esto para colgarse de ahí y sacarle provecho… Ya poco a poco las cosas tendrán que acomodarse, y yo espero que donde Carmen reaparezca, haya modo de escucharla desde acá.

Mientras tanto, como Guadalupe Loaeza, “no me hallo”, pues, como escribe Katia D’Artigues, ando “huérfano” de noticiario.

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