En La Vanguardia, por la tarde: Se intensifica la violencia xenófoba en Johannesburgo
¿Y luego? Ahí va un escenario:
El Estado –o, mejor aún, un conjunto de Estados, todos ellos solidarios y preocupados por la Democracia– decide que es necesario proteger a los inmigrantes. ¿Qué tal clasificarlos y aislarlos para protegerlos de la barbarie? ¡Venga señores! ¡No seamos incivilizados! ¡Hagamos la limpieza ordenadamente, que para eso el siglo XX nos ha dejado buenas lecciones! Si el ejemplo funciona, igual lo aplicamos en otros lados.
Vaya callejones en que nos metemos.
Al margen. A ver, yo sé que estoy llevando las cosas lejos y que suena a ficción. Pero en el fondo es lo que ya estamos haciendo en muchas latitudes. O quizá me equivoco y simplemente estoy alucinando o dejando que aflore alguna secuela de lavado de cerebro revolucionario. Si te inclinas por las últimas, vale, ni me peles y listo.
Vaya callejones en que nos metemos.
Al margen. A ver, yo sé que estoy llevando las cosas lejos y que suena a ficción. Pero en el fondo es lo que ya estamos haciendo en muchas latitudes. O quizá me equivoco y simplemente estoy alucinando o dejando que aflore alguna secuela de lavado de cerebro revolucionario. Si te inclinas por las últimas, vale, ni me peles y listo.
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