Veamos. Mi intención hoy era comentar mi dicha tras la visita a Casa Milà, mejor conocida como La Pedrera. Un sueño. Pero, de vuelta a casa, dos cosas capturaron mi atención inevitablemente, insistiendo tercamente en arrebatar a Gaudí esta entrada. Primero, pasar junto a un par de estaciones de gasolina, y comprobar lo que hace un par de días insisten los diarios: los carburantes están agotados. Segundo, entrar al Mercadona a hacer algo de compra, y comprobar lo otro que me dicen los diarios: la gente está vaciando los anaqueles; las imágenes en las fotos de los diarios impresionan, pero verlos en persona son palabras mayores. Sin automóvil lo primero solo me sorprendía, pero lo segundo me invitaba a comprar lo que hubiera. ¿Y si se acaban las cosas y yo no tengo reservas? Busqué agua embotellada, y nada, sólo de la más cara, y poca. ¿Huevo? Ni por casualidad. Carne molida... nadita. Verdura en bolsa, una ensalada de esas que vienen ya preparadas... ni una sola. Incluso las neveras de verduras congeladas estaban casi vacías. Al final, nada: cogí el paquete de leche que buscaba inicialmente (y que era de la que todavía quedaba, aunque en cantidades mínimas) y salí en shock.
Según nos informan los enterados, esto es resultado de la huelga de transportistas, que se fueron al paro ante el alza de los precios de los combustibles. El asunto no es menor. Los alimentos frescos son los primeros en desaparecer de las tiendas, pero los temores de la gente hacen que se acabe también lo demás, y parece que con justa razón. La cosa es complicada y no se le ve por dónde. Yo por lo pronto, espero que mis latas de atún y mis pastas almacenadas en la alacena me ayuden a sobrevivir estos días, ¿no?
Mañana, por lo pronto, espero darme una nueva parada cultural, esta vez en el MACBA. Y compartir la reseña de mi visita a La Pedrera, por supuesto.
Aviso Importante
A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!
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