Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

viernes, 8 de febrero de 2008

Cuatro meses y dos días

Mucho antes de descubrir este vehículo de registro y difusión de mis reflexiones, empecé a anotar -ya fuese en papel, en el ordenador o en la palm- impresiones de mi estancia en esta ciudad.

Hace un rato eché un vistazo a los apuntes de las primeras semanas. En más de una nota es evidente la ingenuidad, el idealismo que se esconde tras la mirada nueva. En otras aparecen ya las primeras señales claras de la nostalgia.

El 6 de octubre, cuando los rezagos del verano mantenían a buen número de turistas en la Barceloneta, me decidí. Ya otras mañanas me había lanzado a mezclar rayos de sol con lectura a la orilla del mar. Pero aquel día quise ir un poco más allá.

Cuando volví a la residencia, escribí:
Sábado 6 de octubre.

El mar. Las olas. El agua: helada. Los pies. Poco a poco. De pronto las rodillas. Sin pensarlo, el agua te llama. Ya estás dentro. Con frío. Pero adentro.

Algunos no lo piensan. Del primer paso al clavado. De un golpe. Está bien. No todos siguen el mismo protocolo.
Pero estoy adentro.


Ese día, sintiendo el calor del sol después de aquel breve pero intenso chapuzón, empezaban a transformarse muchas cosas. Han pasado cuatro meses y dos días. La metamorfosis sigue... En sentido estricto es evidente que empezó hace más de 32 años y que seguirá hasta el último día... Me refiero ahora en concreto a esa transformación originada en el mar, testigo permanente de esta estancia que no me canso de agradecer a Dios.

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