Aviso Importante

A partir de mi regreso a México, el 24 de noviembre de 2008, decidí dejar de publicar en este espacio, con la intención de respetar el cierre de un ciclo. Desde el mismo día, puedes visitar mis ocurrencias en Ernesto-BCN. ¡Gracias por tu visita!

jueves, 9 de octubre de 2008

Un rincón cerca del cielo...

En correos, blogs, conversaciones electrónicas y telefónicas, me topo con agobio, miedo, angustia, enojo, sufrimiento... dolor. Crisis financiera mundial, crisis de seguridad en mi país, crisis familiares, crisis personales. En medio de la oscuridad, decidí subir la montaña. Llegué a la cima. Respiré hondo. Y bajé renovado. El agobio, el miedo, la angustia, el enojo, el sufrimiento... el dolor, puede que sigan existiendo. De hecho, existen. Pero adquieren nuevas dimensiones. El optimismo, el gozo, la serenidad... la alegría, muestran su rostro y permiten colocar las cosas en otra perspectiva. 

A través de la historia, las montañas han gozado siempre de un lugar especial en la cosmovisión de los pueblos a lo largo de toda la faz de la Tierra. Se les suele considerar sagradas por distintas razones y con variadas implicaciones. La montaña de Montserrat alberga a la Virgen del mismo nombre, patrona de Cataluña. La mera visita a la abadía donde se puede contemplar la imagen, es ya de por sí impresionante. Llegar hasta Sant Jeroni (San Jerónimo) a 1,236 metros de altitud, es auténticamente una experiencia mística. [Con todo y que, como dije en una entrada previa, no caminé todo el camino, sino desde el punto conocido como Sant Joan (San Juan). Sin embargo, tengo claro que pese a mi precaria condición física perfectamente puedo lograr en una próxima visita la ruta completa.]

Una vez en la cumbre, saqué mi cuaderno de notas y escribí:
El cielo está cerrado. Me encuentro incluso por encima de algunas nubes. El viento es frío y sopla suave pero pega con fuerza. [En el Monasterio, cuando salí, la temperatura era de 9 grados.] Estoy solo.

He ofrecido este ascenso por muchas personas e intenciones. El camino ha servido también para limpiar un poco la cabeza. 

Uno suele subir a las montañas esperando las vistas. Esperamos contemplar con claridad un escenario que desde otro nivel sólo nos sería accesible parcialmente. Subimos esperando que la altura nos permita ver las cosas despejadas.

Pero hay veces, como hoy, que el cielo se cierra y esa esperanza se frustra. Sin embargo, ello se convierte en la oportunidad de valorar lo que realmente aporta estar en la cima: no se trata de verlo todo o creer que contemplamos y abarcamos la totalidad; se trata de recordar nuestra pequeñez y acercarnos a Dios, al Ser de los Mil Nombres, al Creador... Recordar su omnipresencia, su bondad, su poder. Regresarnos a nuestra posición humilde, de agradecimiento.

Subí con mil peticiones. No sé si soy digno de presentarlas. Pero sí aprovecho la cumbre para dejar mil agradecimientos.
Las imágenes quedan pendientes; he tenido problemas técnicos para descargarlas y luego subirlas a la red. 

3 comentarios:

Lau dijo...

espero con ansias esas imágenes, deben ser impresionantes!

ErnestoPC dijo...

Listo Lau... ya están "colgadas" algunas fotos.
Saludos,
EPC

Luna Quisan dijo...

Y mientras leía, imaginaba el cielo cerrado, parado encima de las nubes, sintiendo el frío.. Dios!! Si algún día he de viajar, me gustaría conocer ese lugar... además por que mi hermana se llama Montserrat, en honor a la virgen, basta con decir que fue una niña prematura y sus ganas de vivir y aferrarse a esta vida fueron muchas. Por eso me transporto a lo que escribes, por que se relaciona con la vida de mi pequeña hermana... Gracias.. un beso