La doble vida de la que hablaba recientemente, adquiere nuevos bríos. Mucho por delante y mucho entusiasmo por ir recorriendo el camino. Al mismo tiempo, la necesidad de organizar mejor los tiempos, para no descuidar lo que se ha conquistado. En eso ando.
Quisiera compartir un poco de lo mucho que me ocupa. Esta semana, por ejemplo, está resultando clave para algunos proyectos que estoy promoviendo en el colegio, allá en México. Y discretamente, pero con buenas raíces, creo que van cuajando. En particular, estoy emocionado con dos de tantas iniciativas: el programa de apreciación artística y el programa de promoción de la lectura. Sobre el segundo quisiera compartir parte de mi arrebato.
La ocurrencia que presenté al equipo de profesores antes de venir, ha ido tomando forma. Algunos con más energía que otros, pero todos han ido leyendo alguno de los seis libros propuestos a las y los chicos. Yo, como prometí a mis colegas, he gozado leer -en algunos casos releer- los seis títulos. Y vaya que lo he disfrutado. No dejo de comprobar cómo siempre una lectura es una nueva experiencia. Incluso cuando se trata de obras que uno ha leído incontables veces. Esta vez, el acercamiento ha sido apasionante buscando -o simplemente dejando que surjan- las conexiones entre los libros propuestos, además de las que pueden establecerse entre éstos y las diferentes asignaturas del plan de estudios. Estoy motivado, contento con lo que veo venir. La próxima semana será la prueba de fuego: la celebración de la experiencia con las y los alumnos.
Aquí valdría apuntar algo. No me considero ni por mucho un "gran" lector. Me gusta leer, sin duda. Lo disfruto inmensamente. Sin embargo, muchos "clásicos" e "imperdibles" están pendientes en mi lista. Podría esgrimir falta de tiempo. Y quizá sería válido. Pero lo atribuyo realmente a una mala organización, a veces incluso a un poco de desidia o a la falta de voluntad... Aunado todo esto a la absoluta convicción de que tampoco es que uno esté realmente "obligado" a leer tal o cual cosa. Sin duda hay mucho que merece ser leído. Y que está ahí, esperando un arrebato nuestro. Sea como sea, el programa que estamos desarrollando me da la pauta para retomar a muchos de mis preferidos, acercarme a varios de mis pendientes y descubrir otros cuya existencia ignoraba o me resultaba lejana.
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