«A veces hablaba de este asombro, pero como que nadie parecía compartirlo, ni tan sólo comprenderlo (la vida está hecha así, a base de pequeñas soledades), lo olvidé.»Roland Barthes, en La cámara lúcida.
Leí por primera vez este ensayo hace trece años. Recuerdo que por diversas razones, las reflexiones de Barthes sobre la fotografía me entusiasmaron y provocaron en mí una particular afectación. Misma que, como sucedió al sociólogo francés con la anécdota que da pie a la frase anterior (cuyo contenido para este caso es intrascendente), me vi obligado a olvidar.
Releí La cámara lúcida nuevamente hace unas semanas. Me topé con el ejemplar en casa, antes de venir. Nada más verlo, supe que debía recuperarlo para desarrollar algunas ideas que traigo en mente. Releer las reflexiones de Barthes ha resultado revelador en extremo. Nuevo entusiasmo. Sobre todo, nuevas afectaciones. Pero esta vez, pese a la incomprensión y con toda la soledad que representa, me propongo no olvidarlas.
1 comentario:
La mirada es al mismo tiempo efecto de verdad y efecto de locura.
Definitivamente, me gusta tu blog, aprendo muchas cosas.. mi mundo comienza a abrirse.
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