Pareciera que el invierno hubiese decidido ignorar el derecho que el otoño tiene de gobernar durante tres meses, decidiendo que sin importar lo que señales los calendarios era hora de aparecerse. Las temperaturas con dificultad han rozado los diez grados. En general, 6 o 7 grados de sensación térmica son los que nos han acompañado. Y la lluvia. Van casi 48 horas de interminable llovizna.
Pero pese al frío y pese a los nublados, la atmósfera es cálida e iluminada. Por muchas razones. La más evidente, la llegada de la Tía Coccinelle, que estará por estos lares unos días. La verdad es que en el fondo poco importan el frío y la lluvia, aunque reconozco que para fines de recorrer las calles de esta ciudad y explorar algunos de sus rincones, tenemos la esperanza de que en los próximos días mejoren un poco las condiciones atmosféricas. Si no, de cualquier forma tenemos la oportunidad de gozar de esta entrañable compañía.
Al mismo tiempo, la mezcla de cambios y novedades en otros ámbitos y direcciones sigue vigente. Algunos resultan más complicados que otros. Unos más simplemente hay que dejarlos fluir. Al final, me inclino, como siempre, por apostar a la sonrisa –no a la sonrisa del rostro, que sin duda se da, sino a la auténtica sonrisa, la del alma, la que apuesta por dar a las circunstancias la mejor de las caras con la plena convicción de que en consecuencia sólo podrán venir cosas igual de buenas o positivas–.
Así las cosas. Veremos mientras tanto cómo nos vienen las cosas. Las atmosféricas, las del mundo tangible y las del espíritu. Aquí vamos.
2 comentarios:
Cómo las palabras pueden expresar el estado emocional de una persona, no crees?
Tus palabras vienen cargadas de brillo, paz, alegría...Se logra percibir que estas disfrutando cada momento de tu vida. Un beso desde las costas del Golfo.
Muchas gracias por participar, eso es algo genial!
Saludos!
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